El defensor Allan Miranda es uno de los jugadores que más han señalado y cuestionado los aficionados erizo desde que arrancó el torneo de Clausura 2019.
Pese a que Miranda se esfuerza al máximo, sus esfuerzos parece que pegan con pared y no son suficientes para tener de su lado a los fiebres rojinegros.
El voluntarioso defensor ha sido un peón a las órdenes de los técnicos Luis Diego Arnáez y de Hernán Torres, ya que ha jugado en las cuatro posiciones en la zaga manuda, un esfuerzo que más bien lo ha perjudicado.
A pesar de las críticas, Allan es el jugador con más minutos jugados en la Liga durante el torneo con 1458 minutos, por lo que es titular indiscutible. Pese a todo, el jugador, de 32 años, no siente que su futuro esté asegurado en Alajuelense.
"Es de los torneos en los que más he jugado, creo que solo no estuve en un partido contra Cartaginés que empatamos acá. Yo no pienso tanto en mi desempeño, lo hago en función de lo que necesita el grupo y quiero cerrar fuerte.
"Si me quedo bienvenido sea, de lo contrario ya pensaré qué pasa conmigo. No soy ningún joven, tengo 32 años y tengo que pensar en el futuro y estar preparado para cualquier decisión que vayan a tomar”, dijo Miranda.
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La imagen del espigado zaguero corriendo a la desesperada durante el gol de Marvin Angulo en el clásico es un reflejo de lo que ha sido este torneo para él, donde le sobran ganas, pero falla en situaciones que le cuestan caro.
“Yo ya ni tengo posición, no sé dónde he jugado más. Ahora me siento muy cómodo de central y si el profe me necesita hasta de portero lo voy a hacer.
"Todos hemos tenido las mejores intenciones, aunque las cosas a veces no salgan, es obvio que cuando uno no juega una posición que no está acostumbrado puede que cometa más errores de lo usual”, destacó Allan.
A pesar de sus errores, el técnico manudo ha sido uno de los principales defensores de Miranda, lo que se refleja al salir en la alineación cada partido y también por lo que dice en las conferencias. La gran salvada del defensor es que desde que juega en como central, sus fallos se han reducido.
“Que el profe lo apadrine a uno, como decimos nosotros, es importante. Lamentablemente en el fútbol, siempre verán las cosas más malas y las buenas se olvidan muy rápido”, indicó Allan.
El contrato del jugador finaliza en mayo y aún no se decide su renovación, pero si por la gente fuera sería muy difícil que siga.