Alexandre Guimaraes ya hizo historia con Alajuelense con el solo hecho de haber firmado como su entrenador, sin necesidad siquiera de ganar algún título o, al menos, una mejenga.
Al ser contratado por los rojinegros, Guima se metió en un grupo muy selecto en el que solamente hay cuatro técnicos con la oportunidad de haber dirigido a los cuatro equipos grandes de Costa Rica.
Hasta la semana pasada el grupo era conformado por Alfredo “Chato” Piedra, Rolando “Cadáver” Villalobos y Odir Jacques, los únicos que pueden poner en su currículo a Saprissa, Alajuelense, Herediano y Cartaginés.
Según los datos del periodista Gerardo Coto Cover el primer en lograrlo fue Chato entre los años 50 y 70, primero estuvo con los morados, luego pasó a Alajuelense, a Cartaginés y finalmente a Herediano.
El récord de don Alfredo se mantuvo en solitario hasta el 2006 cuando al Cadáver le dieron la Liga con lo que completó también todo el circuito. Se inició con el Monstruo entre 1991 y 1992, pasó al Team de 1993 a 1994, luego con los brumosos entre 1995 y 1996 (llegó a la final) y entre el 2001 y 2002.
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Don Odir los alcanzó en el 2012 cuando lo nombraron como técnico del Cartaginés, tras haber pasado en diversas ocasiones por el banquillo florense, donde logró cinco títulos. Con los erizos estuvo en 1983 y alcanzó el campeonato, y con los morados en 1991, con quienes llegó a la final y salió subcampeón.
Experiencias mixtas
En el caso de Guima dirigir a un equipo no tradicional como Belén en 1995 y hacerlo de buena manera lo catapultó a los grandes. El primero que le dio la oportunidad fue el Herediano en la temporada 1996-1997.
Con los florenses no consiguió el título, pero dejó buenas sensaciones para que, finalmente, la S, institución en la que más lució como futbolista, le diera la oportunidad de sentarse en su banquillo
Guima tuvo etapas diferentes en Tibás; la primera, sin duda, es la más exitosa, en la que se dejó el bicampeonato de los años 97-98 y 98-99, así como el torneo Grandes de Centroamérica del 98.
Se fue por unos meses a Guatemala y volvió para el año 2000 donde salió subcampeón para irse luego a la Selección como asistente del brasileño Gilson Nunes. Luego de que se volaran al sudamericano se quedó en el banquillo para escribir historia y dirigir el Mundial de Corea Japón 2002.
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Luego de la Copa del Mundo, asumió el banquillo brumoso, en junio de 2003, movimiento que generó mucha fe en la Vieja Metrópoli por lo que venía haciendo como entrenador; sin embargo, allí tuvo uno de sus pasos más rudos como entrenador y no acabó más que siendo un fiasco tanto en lo deportivo como lo económico.
De esa etapa como entrenador se le recuerda más por un pleito en el Morera Soto que por cualquiera otra cosa, ahora en ese mismo estadio tratará de encaminar las cosas por otra vereda.
Antes de llegar a la Liga, su última experiencia en Tiquicia fue con Saprissa, donde estuvo entre el 2011 y el 2012, ya con la administración de Horizonte Morado; sin embargo, estuvo muy lejos de los éxitos de su primera etapa.
Dura responsabilidad
¿Cuál es la sensación de estar en los cuatro banquillos más pesados del país? Conversamos con dos de los miembros del grupo sobre ese detalle, Odir y Villalobos. Recordemos que don Alfredo falleció en 2003.
En el 2006 cuando a Rolando le dan la Liga fue en un momento complicado, el equipo venía en una reconstrucción luego de una época muy exitosa en el inicio del siglo XXI con técnicos como Guillherma Farinha, Jorge Luis Pinto y Javier Delgado.
Más allá de lo deportivo, la oportunidad le sirvió para ponerse al lado de “Chato” Piedra y romper una marca que se mantuvo por más de 30 años en el fútbol nacional.
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“Fue una experiencia muy linda, el primer equipo que me tocó dirigir fue Saprissa cuando estaba recién venido de estudiar de Europa y recién llegado del Mundial de Italia 90 (donde fue asistente técnico de Bora Milutinovic). Tomé la Selección Nacional como interino y quedamos campeones en Costa Rica de la Uncaf, fuimos a la Copa Oro y después tomé Saprissa, Luego vino Heredia, Cartago y la Liga.
“Me topé camerinos diferentes, estilos y jugadores muy distintos, se vive muy diferente en cada uno. Obviamente, son equipos ganadores que apuestan a triunfar. Llegué a dos finales con Cartago, ambas contra Alajuelense y fuimos subcampeones.
“Con Saprissa anamos la primera fase del torneo. Todas fueron experiencias muy grandes y de mucha instrucción”, recordó.
Villalobos trabajó muy cerquita en el Mundial de Italia 90 con Guima, ambos se nutrieron de los consejos de Bora, le pusieron mucha atención a su manera de trabajo, lo que los ayudó a crecer como entrenadores y tener claro que en los equipos grandes es obligatorio competir por el título.
Sobre la llegada de Alexandre a la Liga cree que es una decisión acertada de la dirigencia.
“Lo veo muy bien, es una persona con una gran experiencia a nivel internacional y eso lo hace ver como una persona idónea a nivel nacional, ya fuera para la selección y, obviamente, en este momento para la Liga. No tiene una tarea fácil, siempre que se toman equipos así, a medio río, siempre hay sus riesgos, a los que nos ha tocado hacer ese tipo de trabajos sabemos que no es fácil, pero tiene la capacidad para hacerle ver a los futbolistas que tienen calidad, para recobrarles la confianza e ir corrigiendo las falencias, pero creo que es una persona idónea”, explicó.
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Sello ganador
Para que los cuatro equipos más grandes del país en algún momento crean en un técnico este tiene que tener un sello ganador, ese fue el camino de Odir Jacques, quien la mayor parte de su carrera como entrenador se la tiró entre estos equipos.
“Para mí es un privilegio muy grande haber conseguido esa marca, una situación a la que muchos técnicos les hubiera gustado estar en ese puesto. Dirigir a los cuatro equipos grandes de Costa Rica no fue algo fácil y, gracias a Dios, me fue bien con todos.
“Yo pasé por estos equipos tanto como jugador y como entrenador, lo que habla de la confianza. El primer título de mi carrera como entrenador, estando en Herediano, lo conseguí, además, como jugador al mismo tiempo. Eso como técnico para mí fue muy grande. En la Liga también fui campeón como técnico, con Saprissa fui subcampeón, con Cartago fue un periodo muy corto donde las cosas no caminaban como yo quería y preferí regresarme a mi casa tranquilo”, apuntó.
Una de sus claves, afirma, fue la mentalidad, entraba a los equipos diciendo que llegaba para ser campeón, pues a un grande no se puede llegar con otro discurso.
“Si uno llegaba a un equipo grande diciendo ‘bueno, vamos a intentar ser campeones’, desde ahí ya estamos mostrando dudas, yo siempre llegué diciendo que lo íbamos a ganar, que íbamos a ser campeones y así es como me ha ido muy bien”, añadió.
Sobre Guima, Odir también tiene la plena confianza que, al menos, por experiencia, Alajuelense tomó una decisión correcta para enderezar su proyecto.