Alexandre Guimaraes tomó uno de los retos más fuertes de su carrera en junio de 2019, cuando asumió la dirección técnica del América de Cali, uno de los equipos más importantes del fútbol colombiano y que montó un proyecto para volver a sus años de gloria.
La Mechita, como le dicen de cariño al cuadro escarlata, tenía once años de no llegar a una final del torneo cafetero, tiempo en el que, además, estuvo cinco años en la segunda división, así que lo hecho por Guima no es poca cosa, pues lo volvió a poner a disputar títulos y regresaron las sonrisas al estadio Pascual Guerrero.
La Teja habló con el exseleccionador nacional para ver cómo se siente en este momento tan positivo.
–América no era uno de los candidatos al título, ¿cómo logró revertir esto para llegar a la final?
Sí, es correcto. Nosotros no éramos los candidatos para la gran mayoría, porque por lo menos hay cinco o seis equipos con mayor presupuesto que nosotros y era un tiempo muy corto, había que adaptarse rápido y proponer cambios sobre la marcha.
Conforme fue pasando el torneo nos instalamos en los primeros ocho lugares y de ahí no salimos nunca, en varios tramos estuvimos entre el primer y tercer lugar y eso fue dando convencimiento a todo mundo, pero sobre todo a quienes nos más nos interesa, a los jugadores. Todo eso se fue transmitiendo a la afición.
–¿Cuando llegó al América su objetivo era el título o pensó que debía iniciar un proceso?
Acá no había tiempo para una adaptación ni nada de eso, en equipos como el América no hay tiempo, no hay chance de nada. Sabíamos muy bien que teníamos que conseguir resultados rápido. El arranque del torneo fue con salidas muy difíciles a canchas donde el equipo nunca había ganado, en Barranquilla, en Ibagué, eran unos cuatro o cinco partidos que sabíamos que servirían como nuestro primer test.
El hecho de salir adelante en esos juegos nos dio un poco más de respiro, de credibilidad y nos permitió meternos en los primeros lugares y también nos ayudó a trabajar de otra manera. A partir de ahí no nos bajaron nunca.
–¿Cómo afrontó las dudas que se generaron con su llegada a América?
Como he trabajado siempre, muy convencido de lo que uno entiende de este juego, tratando de transmitir desde el comienzo mi forma de liderazgo, que fue muy bien aceptada por parte de los jugadores.
A pesar de dos Mundiales encima que traía como entrenador y uno como jugador, mi recorrido en varias ligas del mundo, sabía que me estarían mirando con lupa, porque está claro que al posicionarte en Conmebol y en un país que más bien exporta entrenadores no sería sencillo, pero eso no ha sido nada nuevo para mí, así ha sido durante mi carrera.
–¿Leyó lo que decían los aficionados cuando llegó al club y que ahora le ofrecen disculpas por la desconfianza?
No, porque primero no tengo redes sociales, esa fue la primera medida que tomé, una recomendación que me dio mi hijo mayor (Mauro). Segundo, uno sabe que cuando está en un equipo de estos, con el impacto que tiene el América, no va a tener contentos a todos, aunque el aficionado en general ha sido muy respetuoso conmigo.
–¿Cómo vive el momento de conseguir algo que este club hace tanto no lograba?
Me siento parte de, sabiendo que uno es la cabeza de esto. Siempre he sabido que si estoy rodeado de buenos profesionales crece la posibilidad de alcanzar los objetivos. Si uno no tiene el apoyo y convicción de los jugadores está liquidado y eso lo tengo, además de tener a los jefes respaldándonos en los momentos más difíciles.
–¿Había vivido un ambiente similar al que se produce en el Pascual Guerrero?
De esta magnitud no, el ambiente que he sentido en el Pascual Guerreno a nivel de club nunca. Si he dirigido a equipos en los países asiáticos con estadios de 60 mil o 70 mil personas y repletos, pero es obvio que el sentimiento es diferente por la manera de ser del latino. Esto es algo que solo había sentido a nivel de selección y da la casualidad que ese ambiente lo esté viviendo de nuevo vestido de rojo.
–Aunque dirigió con buenos resultados en Asia, no se hablaba tanto de usted por la lejanía, ¿siente que con este logro se pone de nuevo en el radar?
Sinceramente creo que mi nombre siempre ha estado bien posicionado, porque en los lugares que he estado antes, no trabaja cualquiera. Yo trabajo para superarme cada vez más y que cada reto sea un peldaño más para subir profesionalmente, así que si lo que hago tiene mucho eco o no depende de la capacidad que las personas tengan o no para resistir eso.
–¿Le ilusiona la opción de jugar Copa Libertadores el otro semestre?
Obvio, hablar de la Copa Libertadores es como hablar de la Champions League, es la máxima expresión del fútbol sudamericano, es un torneo que quizás hasta tenga más historia que la Champions. Vamos a competir en fase de grupos, ni siquiera es que vamos a la etapa previa y eso sí que es extremadamente gratificante, el poner de nuevo al América en un torneo del que por muchos años fue protagonista.