Alex Mazón, periodista de radio Monumental, es una de las voces más respetadas del periodismo deportivo en Costa Rica. Su análisis y experiencia han marcado generaciones, pero pocos conocen una faceta suya que es casi tan grande como su trayectoria: su impresionante colección de banderines.
En su cuarto, sin dejar un solo rincón libre, Mazón atesora cerca de dos mil banderines (porque contar tantos ya es otra historia), de equipos de todo el mundo, pero curiosamente, solo uno de Costa Rica y con una razón de peso.
La pasión de Mazón por los banderines nació hace más de 50 años, gracias a dos momentos claves que encendieron su curiosidad.
“Mis padres eran españoles, y en el 71, mi papá viajó a España. Entre los obsequios que trajo, como yo era futbolero, venían los banderines de los equipos de la liga española de ese año”, recuerda.
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Pero eso no fue todo. Mazón había visto que alguien en el barrio Santa Lucía (San José centro) tenía pegados en una pared los banderines de los equipos mexicanos. “Ahí se me ocurrió empezar a pegarlos”, cuenta.
Hoy, de aquella primera colección solo queda uno original: el del Mallorca. No tiene un motivo especial, simplemente es el único que ha sobrevivido y que tiene repetido.
¿Cómo fue construyendo su tesoro?
Lo que comenzó como un simple pasatiempo se convirtió en una auténtica pasión. Mazón no solo coleccionaba, sino que también intercambiaba banderines con aficionados de otros países.
“Unos primos míos estaban suscritos a una revista que se llamaba Don Balón, que publicaba direcciones de coleccionistas. Yo les escribía y hacía intercambios. En algún momento llegué a cambiar con hasta 30 personas, además de gente en Costa Rica, donde nos veíamos en una tienda que se llamaba, si mal no recuerdo Deportes Méndez, bajo lo que era Monumental, en avenida Central”, recuerda.
Antes de ser periodista, cuando tenía entre 15 y 20 años, iba a buscar los banderines hasta los hoteles donde se hospedaban los equipos que visitaban el país. “Llegaba al hotel y hablaba con quien fuera, a veces a pura seña, pero los conseguía”, cuenta.
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Mazón tiene claro por qué no tiene banderines de equipos nacionales, el espacio es oro y prefería llenarlo con equipos internacionales.
“El único que tengo de un equipo nacional es de Saprissa, pero porque me tocó cubrir el Mundial de Clubes 2005 y afuera del estadio vendían un banderín con los escudos de todos los equipos participantes. Lo compré. Ahí se ve el escudo del Saprissa de Jorge Vergara (q.d.D.g.)”, explica.
Los más especiales
Cuando se le pregunta por su banderín más especial, Mazón no duda mucho: el del Real Madrid.
“La primera vez que fui a España, fui al Santiago Bernabéu y lo compré en un quiosco que había. Compré uno grande y está justo encima del respaldar de mi cama. Ese es el más especial”, dice con orgullo. Es lógico, es un fiebre de los merengues.
Pero si hablamos del más difícil de conseguir, hay otro protagonista: el del Antigua de Guatemala.
“Me costó un mundo. Lo pulseé con muchas personas que me decían que sí, pero lo olvidaban. Al final, quien me lo consiguió y me lo trajo apenas en diciembre pasado (2024) fue Alexander Robinson”, revela.
A Mazón le apasiona su trabajo, pero su colección es algo que lo mueve de una forma única.
“Me vuelvo loco cuando consigo un banderín. Si alguien de Nicoya, por ejemplo, me dice que tiene uno que no tengo, le digo que lo mande por DHL. Soy muy apasionado por los banderines, son 40 años andando por eso”, confiesa con una sonrisa.
Mazón dice que su colección no tiene precio, “para mí valdría millones de millones, para la gente nada”.
Una colección de décadas, un amor por el fútbol que no se apaga y un periodista que sigue acumulando historias… y banderines.
Su impresionante colección supera los 2.000 y guarda historias increíbles