Alajuelense se dejó la victoria con una goleada 3 a 0 sobre Saprissa en la ida de la final de la segunda fase, marcador que desató un fuerte olor a cuatro juegos para decidir el campeón nacional.
La Liga llegará con una ventaja de tres goles al Ricardo Saprissa y con un plus, si anota en la Cueva, los morados tendrían que hacer cinco goles --por la condición del gol de visita-- si quieren festejar la 38 ese mismo domingo (el partido inicia a las 6 p. m.).
La salvada de Horizonte Morado es que ya vendió todas las entradas, porque si se hubiera esperado al resultado del juego de anoche, se les llenaría el estadio de liguistas.
De esa forma, la Liga tuvo un dulce desquite ante un archirrival que le viene haciendo la vida de cuadritos desde hace rato y aunque el resultado aún no es definitivo, sí lleva mucha confianza a los rojinegros para la vuelta.
Alajuelense fue mejor en todos los aspectos. Tuvo ambición, fútbol, ganas, goles y ganó con todo merecimiento ante un desconocido Saprissa, que se presentó, creyó que a puro nombre iba a ganar, metió un par de sustos, pero se vio mal en términos generales.
El León tuvo mayor cohesión de equipo, más insistencia, hasta más ambición y en los primeros minutos dejó en claro que no se iba a guardar nada. Carlos Mora, al minuto 8 remató dentro del área y la bola le pegó en los dos pies al portero Kevin Chamorro y luego la defensa salvó.
Alex López intentó, mucho antes de jalarse un golazo, anotar al minuto 18 con otro cañonazo parecido que Chamorro tapó, pero se le fue por detrás y luego la pelota pegó en el poste.
Así se fueron los minutos, con la Liga encima y Saprissa defendiendo hasta que llegó la infantilada de David Guzmán, que dejó muy diezmado al cuadro morado para el segundo tiempo. De allí en adelante, todo fue rojinegro.
Guzmán se fue pollo ante la provocación de Aarón Suárez, un carajillo que debe tener unos 300 partidos menos en primera división que él.
Esa roja incidió bastante en el partido, pues la S perdió el orden defensivo, el equilibrio en media cancha y terminó cediendo ante un León sediento de venganza, de desquitarse una de tantas que le ha hecho el Monstruo.
Suárez, eso sí, se ganó un premio a su actuación, pero Guzmán no lo debió tocar. Para el que no lo vio, el Loco le agarró la naríz al volante manudo y cuando le puso la manos sobre los ojos, Suárez se revolcó en el suelo.
Complemento. La inicial terminó 0-0 por lo que en el complemento, con Saprissa diezmado y con poca respuesta estratégica desde el banco, Alajuelense copó todos los espacios del terreno de juego y sometió al Monstruo a un dominio intenso, que dio frutos en tres minutos, al 56 y al 59. Luego remató el marcador al 84.
Como decíamos, el primero cayó al 56, la Liga hilvanó una buena jugada colectiva, Carlos Martínez le metió un pase filtrado, entre las piernas de Ricardo Blanco, a Johan Venegas quien ingresó al área por la derecha, metió un pase de la muerte a nadie, pero con la suerte de que Pablo Arboine, encarrerado, incurrió en autogol.
El júbilo explotó en el Morera Soto, que antes de ese primer tanto, ya empezaba a inquietarse por la falta de contundencia.
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Al 59, Alex López hizo el amague que siempre hace, Álvaro Zamora se lo comió y el hondureño sacó una clase de raya, que por más esfuerzo que hizo Kevin Chamorro, no logró detener el cañonazo.
Remató. Cuando la Liga era el dueño absoluto de las acciones, llegó el minuto 84. Borges ejecutó un córner, Carlos Mora le ganó la posición a Blanco y de jupita puso el tercero.
Luego de eso, Alajuelense acaparó con más intensidad los espacios y aún con el 3 a 0, queda la impresión de que la Liga pudo liquidar la serie con un golcito más, pero, otra vez, dejó vivo al Monstruo con una ventaja que parece grande, pero tampoco inalcanzable