Marcos Barboza Fallas es de esos apasionados de las motos que, más allá de ser un gusto, las adaptó como su estilo de vida. Su motocicleta no es un vehículo o un bien que posee, sino una compañera a lo largo de su vida.
Hace unos 30 años, cuando tenía 16, rodó su primera moto, con el tiempo fue cambiando y desde hace doce años tiene una Suzuki Intruder 1500 cc, modelo 2001, una pandillera a la que le tiene muchísimo cariño y que literalmente ha hecho como le da la gana.
Marcos es mecánico, tiene un taller en Alajuelita llamado Taller MB, en el que ve solo carros, pero con su moto sabe de memoria cómo armar y desarmar una a ojos cerrados, por lo que cada dos años al menos le cambia el estilo a su bicha para darle un aire nuevo, con lo que le da nuevos bríos.
LEA MÁS: La Negra representa un sueño que tomó 46 años y que hoy cuida como un símbolo muy especial
“Esa moto ha sido el amor mío porque es muy versátil para hacerle varios tipos de diseños, entonces la he pasado por varios estilo y diseños. No hay un solo tornillo que no le haya tocado yo a esa moto, le he cambiado absolutamente todo. Le hago de todo, la soldo, la recorto, la estiro, la encojo, de todo”.
Con Barboza sucede esa curiosidad, algunos lo verán de repente con lo que parece ser otra moto; sin embargo, es porque ha pasado por algunas de sus transformaciones, es como si fuera su propio “Transformer”. Hace un año la cambió por última vez.
LEA MÁS: La moto del Mechudo jala muchas miradas por un detalle por el que siempre le preguntan
“Yo a esta moto le hecho realmente de todo, entonces cuando uno se va haciendo viejillo va buscando lo más simple, entonces ahora tiene un estilo que más bien se le quita casi que todo. Siempre sigue siendo una línea de moto pandillera, mantiene eso, pero con un estilo diferente, un poco más simple. No es que uno busque una tendencia que le guste, sino ir cambiando el estilo.
“Como yo soy mecánico se me abarata muchísimo lo que es la mano de obra y por lo general cuando uno tiene una idea, ahí le vas dando forma, llega alguien y te regala un accesorio, un repuesto, mandas a traer algo, compras algo por acá, haces un rejuntado, siempre bajo el pensamiento de lo que quieres, como ya lo tienes claro, todo se facilita.
“Aparte que uno ya tiene sus contactos de confianza, el que me hace la serigrafía, los torneros que me ayudan, gente que te conoces que te facilita mucho más las cosas” explicó.
LEA MÁS: Tico se luce con un “motón” comiendo kilómetros en las carreteras de los Estados Unidos
Ahora que está la estación seca y hay más chance de salir a rodar, es cuando aprovecha para sacarle más el jugo a la moto, por lo que las modificaciones las suele hacer durante el invierno.
“Es cuando uno ya aprovecha para salir y empieza lo fuerte del gremio biker aquí en Costa Rica. Al final de eso es lo que se trata, de andar rodando y enseñando lo poquito que uno puede hacer y de sentirse orgulloso en lo que uno anda”, comentó.
LEA MÁS: Fiebrazo tiene la moto que siempre soñó para conquistar cada rincón de Costa Rica
Para terminar de redondearlo todo, su esposa y la mayoría de su familia comparten esta pasión y estilo de vida, entonces el salir a pasear se vuelve hasta algo en lo que todos pueden compartir.