La junta directiva de Alajuelense se ha dedicado tanto en quedarle bien a Agustín Lleida, que se olvidó de satisfacer a quien más importa: su afición.
La Liga volvió a perder, ahora contra Santos, último lugar del torneo y llegó a su cuarta derrota del campeonato, una cifra alarmante pensando en que falta toda la segunda vuelta.
Los manudos se desplomaron al tercer lugar y si la crisis no alza en llamas en Alajuela es única y exclusivamente porque Saprissa y Herediano tuvieron un peor arranque.
La noche de este viernes pudo ser la segunda o tercera vez que la afición rojinegra grita “Fuera Rudé” y la directiva manuda hace oídos sordos y también se hace la ciega porque basta con darse una vuelta por las redes sociales del equipo para darse cuenta que al técnico solo lo quiere el amigo español que lo trajo.
Rudé tuvo 22 días para trabajar el equipo y perdió 2-0 en casa. ¿Qué más necesita? Tiene un CAR de lujo, tecnología, puede grabar y ver los entrenamientos, herramientas para recuperar a los jugadores y su equipo no es capaz ni de gustar, ni de convencer.
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No tiene ni un torneo completo y el equipo es tan predecible que ya los rivales saben cómo jugarle: se le encierran y le regalan la bola, porque la Liga la toca y toca donde no hace daño, o sea, detrás de media cancha.
Además, es el campeón nacional en meter centros sin rumbo (y Rudé armó al equipo para jugar a eso), la defensa es frágil y no mete ni medio gol en táctica fija.
¡Qué salvada, Agustín Lleida está feliz de la vida!