Sufriendo y aguantando, pero Alajuelense sacó un triunfo de 2-1 contra Guanacasteca a punta de muchos riñones, ganas y esfuerzo, con lo que Luis Marín sumó su segunda victoria al hilo.
La Yiyoneta, como le llaman al “tren” del técnico al que se pueden montar los aficionados que lo apoyan, ya arrancó y hasta cobró su primera víctima, pues el marcador le costó el puesto al entrenador Minor Díaz, de la ADG.
La última vez que la Liga jugó en Nicoya fue hace 17 años y en aquella ocasión clavó un histórico 7-2 con jugadores como Bryan Ruiz, Froylán Ledezma, Pablo Gabas y Luis Marín, hoy director técnico rojinegro.
El dato queda más como anécdota, porque un resultado como ese ocurre cada muerte de obispo.
Eso sí, a como empezó el partido cualquiera pudo pensar que se vendría otra goleada de escándalo, ya que apenas al primer minuto de juego el León ya estaba ganado con un pepino de Alex López.
El hondureño abrió la cuenta con tiro libre que pasó por encima de la barrera y que se incrustó en el ángulo.
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El inicio del juego fue, sin discusión, el mejor momento para los leones porque apretaban al rival. A la ADG le costó mucho iniciar la mejenga, tanto que parecía que los 34 grados de temperatura le pesaban más al local.
Los manudos, llenos de confianza por el tempranero gol, se metían facilito al área rival, principalmente por el lado izquierdo y en una de tantas, Cristian Reyes derribó a Barlon Sequeira. Penal clarísimo que Pedro Navarro no dudó un segundo en pitar.
Como Bryan Ruiz falló dos penales contra Saprissa en las semis y Johan Venegas contra Santos en la jornada cuatro de este torneo, los manudos le dieron la oportunidad a Yurguin Román de cobrar la falta contra los pamperos.
Pili la pegó duro y rastrero y por más que el portero le adivinó el lado, el cobro iba tan bien colocado que pegó en la base del palo y entró para poner el 2-0 a los 20 minutos.
Hasta entonces, todo tranquilo para los rojinegros, todo en orden, pero un penal medio jalado del pelo de Alexis Gamboa sobre Nextalí Rodríguez metió a la ADG en el asunto de lleno.
El contacto del defensor manudo no fue tan claro, hasta Ramón Luis Méndez, analista arbitral de FUTV, dijo en las transmisión que para él no era penal, pero nada de eso importa, porque Reyes lo cobró y descontó a los 24.
Los nicoyanos solo hicieron su trabajo y fueron creciendo poco a poco, apretando al León y ahí sí se emparejó esto, conforme los minutos se iban consumiendo, la tensión crecía mucho más.
El primer tiempo acabó con más remates manudos, pero en el segundo tiempo la tortilla se volcó por completo y el partido se tiñó de rojo y verde, pero el León de Yiyo parece, de momento, que sabe sufrir.
Resolver broncas
A los manudos les tocó resolver broncas todo el segundo tiempo porque siempre tuvo encima a un rival que lo acosó y que contó con el bochorno como aliado.
Los rojinegros realmente estaban padeciendo el calor, porque desde que empezó el segundo tiempo estaban ahogados.
Como no tenía la bola, Alex López estaba sobrando, por lo que Yiyo atinó a sacarlo y metió a José Miguel Cubero para montar la dupla de perros de traba con él y con Bernald Alfaro.
Marcel Hernández se lesionó y se fue del juego apenas a los 60 minutos y en su lugar entró Brandon Aguilera, quien jamás se le puede comparar al cubano, por lo que Johan Venegas quedó como el llanero solitario en la punta, paciente por si alguna contra daba resultado.
La situación dejó clarísimo el porqué los manudos necesitan otro delantero, no hubo quién sustituyera la función del cubano, ni siquiera Alonso Martínez, al que le tocó esta vez arrancar desde el banco.
La cancha, al ser tan irregular, no permite jugar claro por abajo, otro detalle que empezó a jugar a favor de la ADG, por lo que los cambios en Alajuelense eran más que urgentes. Fernán Faerron, el todo pundonor el sábado pasado, salió fatigado a los 66 minutos por Ian Smith, lateral al que Marín desempolvó.
Si Guana tuviera un delantero que la eche, posiblemente hubiera empatado o hasta se hubiera llevado algo más, pero la mayoría de los centros que hizo pasaron por el área pequeña sin encontrar destino.
José Pablo Córdoba es un muchacho con calidad, que puso en muchos problemas a los manudos, pero no tiene ese último toque, mal que parece contagioso en muchos atacantes del fútbol nacional.
Los 15 remates indirectos de los locales en el juego demuestran que lo que hizo fue calma en el momento definitivo. Ser más certeros ante un Leonel Moreira que lució inseguro en algunas jugadas que, por suerte para él, no terminaron en gol.
Los pamperos pegaron dos balones en el poste en una misma jugada al 83′ y al 92′ un tiro de Edder Nelsón cruzó casi todo el área y se fue rozando el vertical derecho de Leo.
Ni modo, parece que por más que lo intentaran, el triunfo ya estaba cocinado.