Corría el minuto 81 del juego entre Costa Rica y Japón, el domingo anterior, cuando Keysher Fuller anotó el gol que le dio la victoria a la Sele y una aficionada en el estadio Ahmed bin Ali cerró sus ojos y se puso a rezar.
Se trata de doña Sonia Rodríguez, vecina de Santa Ana, quien luego del pepino del limonense se dedicó a pedirle a Dios que ojalá la Tricolor hiciera otra anotación y que el árbitro diera el pitazo final, porque a ella, al igual que a todos los ticos, los últimos minutos de la mejenga se le hicieron eternos.
El Mundial de Qatar es el tercero al que esta fiebre asiste en compañía de su esposo, Róger González, pues hace 4 años visitaron Rusia (en el 2018) y también fueron a Corea y Japón, en el 2002. Además, anda en el país asiático con un par de amigos, José Pablo y Andrea.
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“No soy tan futbolera, es más fiebre mi esposo y mis amigos, yo lo disfruto, me gusta, yo soy la que rezo como me dicen ellos”, comentó entre risas.
“No llevo ningún elemento para rezar, tengo un rosario, pero lo uso en mi casa y en el estadio estoy viendo el partido y cuando veo que el marcador va en contra de Costa Rica empiezo a rezar.
“Luego del gol y luego de celebrar, le pedía a Dios que Costa Rica metiera otro gol, para estar tranquila, que el réferi pitara pronto, porque había mucho sufrimiento”; dijo.
Y la verdad es que sus plegarias fueron bien escuchadas el domingo pasado, porque aunque no metimos otro gol, el pitazo final llegó y la Sele se llevó los tres puntos ante los nipones.
Para esta tica, el cierre del juego parecía que nunca llegaría.
“El cierre del partido se me hizo eterno, cerré los ojos y le pedía a Dios, pregunté cuánto faltaba y me dijeron 6 minutos (tiempo de reposición) y yo les dije ‘ay ¿cómo?’ y al rato pregunté y me dijeron que 5 minutos, se me hizo como si fuera una hora”, dijo entre risas.
Viral
Doña Sonia llegó a tierras qataríes el 19 de noviembre.
“Es la primera vez que visitamos Qatar, el país es muy lindo, su cultura interesante, pero no se vive igual que en otros países, ya adentro del estadio se monta una fiesta.
“Creo que pasa por el tema de las reglas y porque hay muchos lugares en donde no hay televisores y no en todo lugar se puede tomar uno un traguito, solo se puede en hoteles u otros sitios autorizados”, añadió.
“El día del juego contra España me puse una camisa de la Sele blanca, pero no la volveré a usar. El domingo me puse la Roja y ya la lavé, para usarla el jueves”.
— Sonia Rodríguez, tica en Qatar.
La santaneña llegó desanimada al juego contra los nipones, pero no perdió la esperanza.
“ïbamos muy tristes para el estadio, bajoneados, pero la fe es lo último que se pierde, si el entrenador cambiaba la alineación creía que se podía lograr, yo iba por un empate, pero Diosito nos dio el gane.
“Yo estaba emocionada, porque vi un primer tiempo diferente, creí que se había roto la maldición de los 10 minutos, en donde España metió el primer gol, ya eso era mucho”, afirmó
Rodríguez nunca se imaginó que su gesto se haría viral.
“Cuando salió la imagen no me di cuenta porque tenía los ojos cerrados, mi esposo y mis amigos lo vieron pero no pudieron tomar fotos y luego me comenzaron a llamar y llegar un mar de mensajes, no he parado.
“He visto los memes y todo, jamás me esperaba eso, cuando salí en la pantalla no me tomaron foto, no porque fue muy rápido, pero nunca me imaginé que fuera una locura. Mis hijos Gloriana y Daniel estaban fascinados de que la mamá saliera en tele”, afirmó.