Steven Jafet Orias Corella, de 19 años, y quien será el responsable de defender la portería del Herediano en el primer duelo de la semifinal ante el Deportivo Saprissa, recibió críticas en su pasado porque, “no podía ser portero por su baja estatura”.
Hoy, con 1,93 metros, la estatura no es un problema para el joven arquero, que ya debutó en el torneo en un partido en Pérez Zeledón y hoy se perfila como uno de los guardametas con más proyección nacional.
Steven es de Los SItios de Moravia y es el mayor de tres hermanos, que se llaman Valery Vega y Marlon Vega.
La Teja habló con la mamá, Wendy Corella, para conocer mejor al guardameta que tendrá en sus manos el resguardo de la portería herediana ante el Monstruo por la ausencia de Bryan Segura por acumulación de tarjetas amarillas.
“La familia está vuelta loca. Es algo demasiado bonito, yo le digo que se lo tiene bien merecido, porque ha trabajado mucho en eso. La verdad, lo veo muy motivado, más seguro que la vez que le tocó contra Pérez Zeledón y cuando jugó unos minutos contra Grecia. Esa vez estaba más nervioso, ahora como que se la cree”, expresó la orgullosa mamá.
Contó que Orias ha sido parte de procesos de selecciones menores, que ha ido a jugar a El Salvador y Panamá y que inició a los nueve años en el mundo del fútbol, siempre con la espinita de ser portero.
“En la familia mía siempre ha habido gente que juega, pero a nivel profesional, es el primero. Hay un primo que juega futsala con el Borussia”.
El estirón
El joven guardameta iba con todo el impulso para seguir siendo un gran portero, pero en algún momento alguien involucrado al fútbol le dijo una frase dolorosa, pero que no lo hizo echarse para atrás.
— Steven Jafet debe su segundo nombre a Jafet Soto, cuenta su madre. 'Siempre admiré a Jafet', dijo Wendy Corella.
“Le dijeron que no podía seguir como portero porque era pequeñito y para esa posición no daba”, relató la mamá. En ese entonces Orias tenía entre 16 y 17 años.
Pero se vino el estirón propio de la adolescencia y en cuestion de un año, más o menos, Orias llegó a medir los 1,93 metros. Y aún podría crecer más, según les han dicho.
“Lógicamente se entristeció, pero no dejó de ser portero, siguió, llevaba rato entrenando”, recordó la mamá.
Estudiante
Steven es buen estudiante, pero los horarios de entrenamiento y los del colegio no eran compatibles. Si Steven quería cumplir su sueño de ser jugador, algo tenía que hacer.
La solución fue sacar el bachillerato por madurez.
“Steven salió el año pasado de quinto de colegio, no se pudo graduar en el Liceo de Moravia, porque por los horarios de entrenamiento no llegaba a tiempo. Él sabe que no puede dejar el estudio y lo saca por madurez”, dijo la mamá.
“Es muy tranquilo, nada noviero. Es un chiquillo bueno, en el barrio donde vivimos todos lo conocen por Chino, es cero vicios. No anda afuera tarde, ni nada de eso. A como está la juventud, es admirable. Está allí porque es el premio de ser como es”, expresó la orgullosa mamá.
La señora ve bien preparado a su hijo. Por supuesto, tiene el lógico temor de toda madre que ve jugar a su retoño contra muchachos más corpulentos y con más mañas, pero jamás le ha quitado el impulso.
“Uno piensa en todo, le digo que tenga cuidado, en el partido en Pérez lo golpearon en la cabeza y vomitó. Él me dice, ‘mami, así es el fútbol’. Esa parte me asusta, pero primero en Dios que todo salga bien”.
Doña Wendy, quien siempre ha acompañado a Steven adonde sea que juegue, no se perderá la oportunidad de ir al Colleya Fonseca este jueves y darle todo su apoyo. Ella irá acompañada de sus otros dos hijos y del padrastro.
La relación de Steven con su papá biológico es muy buena y también lo apoya.
“Yo le paso diciendo de todo, que debe mejorar esto, lo otro, pero a veces no quiero decirle nada para no enredarlo. Solo le digo que se concentre, que haga caso omiso de lo que hablen fuera de la cancha, que salga seguro, que grite, que acomode al equipo”.