Brandon Aguilera, volante de Guanacasteca y Carlos Mora, mediapunta de Alajuelense, tienen algo en común, a los dos le dieron un jalonazo de orejas para que se pusieran las pilas. Ambos entendieron el mensaje y hoy forman parte de la selección nacional que enfrentará los tres partidos más importantes de los últimos cuatro años.
Brandon pintaba como la gran promesa de la Liga, le dieron pelota en algunos partidos por dos torneos, pero el muchacho tuvo altibajos, más malas que buenas y Alajuelense decidió prestarlo a Guanacasteca.
Esa llamada de atención le sentó de maravillas al cachorro, quien se ha puesto las pilas y ha demostrado con los chorotegas la calidad que tiene. Hoy vuelve a ilusionar a los manudos y ha vuelto a ser ese jugador que despunta como un talento en bruto, pues apenas tiene 18 años.
Mora empezó a despuntar hace un par de torneos, con ingresos de cambio que las defensas sufrían sobre todo por el desgaste. También deslumbraba como una joya a pulir, pero de pronto, se le vio sin ganas y ya no pesaba en los partidos.
La Liga le bajó el piso, lo desinscribió de primera y lo regresó al alto rendimiento. Un bajonazo sin duda, pero el muchacho siguió siendo convocado, aprovechó mejor cada ingreso, subió su nivel y volvió a ser ese cambio que hace loco en la defensa rival. El llamado a la Tricolor fue una sorpresa hasta para él, pero es un premio a su esfuerzo.
Ninguno de los dos muchachos bajó la cabeza, ni se echó a morir. Todo lo contrario.
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Al exjugador de Alajuelense y Saprissa, Alejandro Alpízar le ocurrió algo similar, un jalón de orejas lo puso en la segunda división cuando empezaba a brillar con Alajuelense, pero con actitud hizo un gran torneo con la UCR primero y con Pérez Zeledón en primera después para volver a la Liga.
“Cuando el jugador está en un estado de confort, que no pasa nada, ni para bien ni para mal, se relaja porque está en Alajuela, que fue lo que pasó conmigo, hay que sacarlos de ese estado para que se dé un crecimiento”, dijo Alpízar.
Para Alejandro, esas experiencias lo hicieron madurar, ser un mejor jugador y considera que fueron pasos importantes en su carrera.
Sin embargo, Alpízar dice que muchas veces los jugadores no lo toman a bien y se estancan o mentalmente no son fuertes.
“Eso está en cada uno, en la madurez y en el carácter porque puede ser que el jugador piense que no lo quieren. Yo lo tomé como crecimiento, pero si no se ve así, hay muchas probabilidades de que tomen el camino errado, no luchan. El trabajo mental es sumamente importante”, expresó.
Mora se preocupó cuando le pasó a él, pero su actitud fue positiva, como él lo dijo el lunes.
“Lo único que me decía eran cosas buenas, que yo podía y tenía que confiar en mis capacidades. No debía tener miedo de soñar en grande y creo que eso es lo que me tiene aquí”, comentó el muchacho ante la pregunta de La Teja de cómo encaró esos momentos.