Entre el 2006 y el 2008, varias amigas de Aserrí, la gran mayoría amas de casa, se reunían para hablar y soñar con lograr algún día un negocito que les ayudara a arrimarle platica al hogar.
En el 2009, el sueño se convirtió en realidad y en el 2011 la realidad se hizo oficial con el nacimiento, con todas las de la ley, de la Asociación Ideas Productivas Femeninas La Legua de Aserrí (ASIPROFE).
Arrancaron 15, pero como emprender no es nada fácil, los altos y bajos del negocito se terminaron por llevar 8 compañeras, por lo que ahora solo quedan siete, que no aflojan ni se arrugan con nada, le ponen el pecho a todas las balas y hacen hasta lo imposible por salir adelante.
Estas aserriceñas son cafetaleras, cogen, secan, muele y empaquetan café.
Tienen una marca registrada, se llama Cáfe Aromas de La Legua, porque todas viven en La Legua de Aserrí.
A doña Rita Espinoza, una de las fundadoras, cuando le preguntamos si se consideraba caficultora dijo que sí, pero también emprendedora, mamá, esposa, ama de casa y vendedora de tamales.
“Somos siete mujeres productoras de café que no la han tenido nada fácil con el emprendimiento. Ahí vamos, no aflojamos. Todos los días son lindos, porque significan un reto nuevo. Emprender es bien duro, pero da muchas alegrías.
“Hay un tema, cuando una es mujer, de zona rural y emprendedora, hablamos de que todo se pone cuesta arriba siempre. En este país todavía hay demasiado machismo e incluso hay mucho machismo institucional”, comenta doña Rita.
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Duro reto
Desde el mismo inicio, para estas luchadoras todo ha sido duro.
“Imagínese usted que una mujer ama de casa le diga a la familia que desea emprender, pues bien, eso nos tocó. La primera gran batalla fue dentro de nuestros propios hogares, convencer a los nuestros. No fue fácil.
“Cuando se superó lo familiar, en donde uno no dejó de escuchar frases como: ‘¿usted qué va a saber de eso?’, ‘usted no sabe ni en lo que se está metiendo’, ‘¿a usted quién la mete pensando en una empresa?’; pues llegó el momento de la segunda batalla, convencer a la comunidad y otra vez el machismo, creo que peor. Tercero, la lucha con las instituciones por demostrar que sí, que las mujeres de zona rural tenemos mucho que aportarle al país”, recordó la emprendedora.
Con el sueño intacto y unas tremendas ganas de aprender, estas luchadoras comenzaron a llevar talleres y cursos en el Instituto del Café, con el Ministerio de Agricultura y Ganadería, con el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), entre otros.
Al principio, no lo niegan, sentían que les hablaban en chino, pero hoy día se la saben de todas, todas.
Orgullosas
Margoth Rivera, Leticia Castro, Mailid Espinoza, Lorena Carrillo, Yanory Quirós, Alcira Espinoza y Rita Espinoza son las sobrevivientes (que están entre los 40 y los 60 años), de una Asociación que hoy por hoy está bien cerquita de vender una tonelada de café al año.
Para muchos puede sonar poco, pero para estas mujeres es un sueño hecho realidad.
“Con mucho orgullo presentamos nuestra marca, Café Aromas de La Legua, es un cafecito que lleva demasiado amor y entrega de un grupo de mujeres trabajadoras. También vendemos café en granos, porque ahora hay mucha gente que tiene máquinas en sus casas para molerlo. Tenemos tueste medio, tueste oscuro, también un poquito de la clase ‘Black Honey’ (Miel Negra).
“Vendemos paqueticos de 250 gramos a tres mil colones, nos pueden llamar al 8505-9121. Nos alegra lo que hacemos y hacer empresa, por eso cuando por alguna razón el negocio del café no nos da lo suficiente para hacer los pagos, con mucho amor también hacemos tamaleadas para vender y hasta rifas. Nosotras no le decimos que no al trabajo. Éramos 15 y ahora somo 7, nosotras decimos que están las que están y punto, ¡a trabajar!”, aseguró la cafetalera.
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Pensar en grande
Desde que comenzaron a soñar lo hicieron en grande y poco a poco van dando pasos en la dirección correcta.
Por ejemplo, para noviembre del año pasado les entregaron la infraestructura de un microbeneficio para el procesamiento y comercialización del café.
El proyecto, liderado por el Instituto de Desarrollo Rural (Inder), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y la Asociación, consistió en la instalación de un micro beneficio para procesar y comercializar el café hasta el producto final, 100% puro de alta calidad y 100% producido por mujeres.
“Hoy tenemos mucho qué celebrar, porque desde hace años venimos luchando por este sueño. Aquí en La Legua de Aserrí el café es el principal producto y por eso nos asociamos un grupo de mujeres emprendedoras, para mejorar nuestras condiciones de vida.
“Nosotras ofrecemos café de alta calidad, entre los 1.500 y 1.700 metros sobre el nivel del mar y ahora, con este proyecto, lo haremos con valor agregado”, aseguró doña Margoth Rivera, otra de las representantes de la organización, al recibir el micro beneficio.
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En la construcción del microbeneficio (primera etapa del proyecto) el Inder aportó ₡130 millones, el MAG ₡20 millones y las emprendedoras otros ₡30 millones, para un total de ₡180 millones.