Doña Felicia Gómez supo ver más allá de las cicatrices y heridas que tenía Alexánder Quesada y gracias a eso, ahora llevan casi 20 años de feliz matrimonio.
La brumosa no conocía a su actual esposo, cuando le pasó el accidente, pero cuatro años después fue una gran ayuda para salir adelante.
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"Lo conocí cuando ya a él le había pasado el accidente porque él se refugió en Dios y se hizo catequista. Él pensaba que quién lo iba a volver a ver con esas cicatrices y yo le decía que así lo conocí y que no importaba lo que tuviera, que así lo quería", dijo la señora.
Una vez juntos, el peso se hizo más fácil de sobrellevar. Incluso ella es quitada para los juegos de pólvora porque sabe que su esposo no los disfruta.
"Tratamos de no ir a nada donde hayan juegos de pólvora porque sabemos que a él no le gusta. A veces si vamos a alguna inauguración de algo y lo hacen, nos quedamos alejados, no lo exponemos por los nervios que le dan", dijo.
Gómez agregó que siempre intenta estar al lado de Alex cuando se ve en las noticias que alguien se quemó o que hubo algún accidente con pólvora.
"Alex ya está más tranquilo, pero sí le afecta cuando dicen que algo pasó y que hay fuego, cuando pasó lo de la explosión en la fábrica de pólvora en el 2008 a él le trajo malos recuerdos, pero siempre intentamos estar con él para que sepa que es algo que pasó hace mucho y que esperamos que nunca vuelva a ocurrir", explicó Gómez, quien agregó que su único hijo, de 16 años, siempre estuvo más que advertido que con pólvora no se juega.
La experiencia de su esposo hace que ella sepa lo importante que es la responsabilidad a la hora de manipular artículos que contengan pólvora.
"No hay necesidad de ponerlos en peligro, ese tipo de cosas hay que saberlas manipular. Las heridas son muy graves, pero el daño psicológico que queda es tremendo, quedan marcas de por vida y por eso hay que tener mucha precaución", afirmó.