Los dos supervisores de seguridad privada que fueron detenidos, y luego liberados por el asalto a una agencia del Banco Nacional, en Hatillo, porque se comprobó que su arresto fue un error de la Policía, aseguran que la situación les marcó la vida para mal y están bien armados para limpiar su imagen debido a la fiesta que se hizo con sus fotos y sus datos personales.
Los guardas alistan demandas contra el Ministerio de Seguridad y contra dos páginas de Internet que publicaron sus fotos.
A Roy Ballestero, de 23 años, y Marlon Rojas, de 35, les cayó la ley el pasado 1 de agosto en las afueras de un condominio en Ciudad Colón, cantón de Mora, cuando la Fuerza Pública informó que ellos eran los sospechosos del asalto en el que los verdaderos maleantes usaron un carro y una moto. Los delincuentes escaparon con unos ¢6 millones y los investigadores solo han dado con la moto que quedó abandonada en Hatillo 2.
Las fotos de ambos guardas esposados fueron publicadas en redes sociales y compartidas por Whats App. También se publicaron las armas que andaban y el carro en que viajaban, pero en horas de la tarde el OIJ confirmó que Ballestero y Rojas no tenían nada que ver en el asunto y que los oficiales de la Fuerza Pública los ligaron porque andaban uniformados, a pesar de que los clientes del banco aseguraron que los asaltantes usaban uniformes similares a los de la Fuerza Pública. Ballestero y Rojas vestían uniformes de seguridad privada.
Adrián Vargas, representante legal de la empresa donde trabajan los oficiales (omitiremos el nombre de la compañía por solicitud de ellos), explicó que ese día Roy y Marlon andaban con sus uniformes, uno en moto y otro en un carro.
"Un condominio nos contrató al personal de seguridad. Era un cliente nuevo, ellos (Roy y Marlon) tenían que esperar que la antigua empresa saliera para entrar e instalarse, por eso estaban estacionados afuera del lugar, los dos andaban las armas y también ¢2,5 millones que les habíamos dado. En ese momento les quedaba solo un millón. Esa plata era para pagarles a los oficiales que todavía no tenían cuentas bancarias", relató Vargas.
El día de los dos oficiales había empezado a las 5 de la mañana, además, mientras el asalto ocurría ellos desayunaban en una sodita.
Una patrulla los vio y los oficiales empezaron a decir que ellos eran los asaltantes.
"Solo había policías, y cerraron todo el perímetro con cinta, nos trataron como unos delincuentes. Nosotros no entendíamos lo que estaba pasando, el comandante empezó a tomarnos fotos, muchas veces insistimos que no las subieran a las redes sociales, para nosotros los oficiales eran personas de admiración, pero nos expusieron, no les importaron nuestras familias ni amigos, esto es algo muy difícil", enfatiza Roy.
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Los agentes del OIJ vieron el vídeo del asalto, también fueron a la soda donde estuvieron los guardas y verificaron a quienes les habían pagado el dinero de las planillas, y hasta vieron los mensajes del Whats App que los dos tuvieron con sus jefes, en un grupo que comparten, todo evidenciaba que ellos nada tenían que ver.
"Cuando yo iba para el lugar donde los detuvieron ya por medio de un montón de grupos me había llegado las fotos de ellos detenidos, nunca los taparon y hasta las fichas con sus fotos e información personal fueron compartidas", detalló don Adrián Vargas.
Marlon y Roy quedaron libres pero las consecuencias de la detención y el alboroto que se hizo son el trago más amargo de sus vidas. Sus familias también han sufrido por esto.
"Hemos recibido críticas, humillaciones, burlas, porque le hemos tenido que dar la cara a la gente que a veces no mide los comentarios que hace, por ejemplo, le preguntan uno qué va a hacer ahora que tiene plata. Ese día estábamos contentos porque íbamos a abrir un nuevo puesto de trabajo e iba a haber más estabilidad, también era el cumpleaños de mi hija, yo iba a compartir con ella pero terminé frustrado, tuve que ir al hospital por una crisis de nervios, y aún no quiero ni salir de mi casa", enfatizó Roy.
Por su parte, Marlon asegura que además de lo difícil para él, su mamá casi termina en el hospital pues padece de presión alta y sufrió una crisis.
"Nos detuvieron y ni siquiera nos trataban como sospechosos, nos juzgaron, nos criticaron, nos hicieron el daño, y nos afectaron a nosotros y a nuestras familias. Es terrible salir a la calle y escuchar el morbo de la gente que nos reconoce, nos preguntan por qué nos agarraron, por qué nos soltaron, y la situación sigue generando expectativas, yo tengo familia y esto duele", insistió Marlon.
Marlon incluso perdió una otra oportunidad de trabajo que tenía para ese día, pues desde hace tiempo necesita de dos bretecitos.
La empresa de seguridad tuvo que hablar con todos los clientes para explicarles lo ocurrido, incluso en algunas empresas pidieron que no los mandaran por un tiempo para evitar que les hicieran "bullying" .
Las víctimas van a demandar al Ministerio de Seguridad Pública y a dos páginas de Internet que publicaron sus fotos. La demanda será por un monto económico debido al daño moral, pues aseguran que, además, quieren un disculpa pública que les limpie la imagen.
En el Ministerio de Seguridad Pública nos dijeron que sobre este asunto no se van a referir y que de darse alguna acción judicial contestarán a las autoridades en el momento oportuno.