Los vendedores de frutas, verduras, copos o cualquier venta callejera son de los que más sufren con la llegada del invierno.
La platita que se ganan estos comerciantes en verano cae un 50 por ciento cuando entran los aguaceros, lo que les trae serios problemas para llevar el arroz y los frijoles a la casa.
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Felipe Quirós, propietario del tramo de verduras "Don José", que queda en Alajuela, 100 al sur del mercado Municipal, cuenta que ha dejado de vender como ¢35 mil por cada día que llueve temprano.
“En un día normal de buena venta el monto puede llegar a unos ¢50.000, pero estos días (de lluevia) la venta máxima es de ¢15.000. Es una pérdida increíble” asegura don Felipe, que lleva 8 años dedicado a ese oficio.
“Aquí tengo listo el plástico y todo lo que pongo para protegernos de la lluvia. Ya al mediodía está lloviendo, mucha mercadería se nos echa a perder por la cantidad de agua, que por más que la cuidemos se le mete”, cuenta con incertidumbre.
Desde hace varios días no vende nada después del mediodía. “Lo que hacemos es ponernos a acomodar las cosas, porque hay que cerrar todo para que el agua no se nos meta. Lo que se venda en la mañana es la venta del día”, agregó Quirós.
A unos 200 metros de este lugar está el puesto de frutas de la "Macha", doña Xinia Cordero. “Es bien sabido que la gente no busca frutas en tiempo de frío, la gente busca cafecito”.
Esta pulseadora mujer abre su tramo a las 5:30 a.m., ubicado al costado este del mercado de Alajuela, Cierra en la noche; sin embargo, en estos días aguanta hasta que la lluvia lo permita.
Las ventas bajan totalmente, si antes vendía ¢100.000, ahora lo que vendo son ¢25.000, ni la mitad de lo normal, es bastante dura la situación, porque aparte de que se moja la mercadería, nos mojamos nosotros y no hay ventas, no hay ingresos, comenta doña Xinia.