Nacional

Turismo de la muerte

Turistas ingresan a los volcanes de forma ilegal, poniendo en juego sus vidas

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Esta es parte de la vista desde el cráter del volcán Arenal, todo un espectáculo que podría costar muy caro. Foto: Cortesía del baqueano (Cortesía)

Ahora que el Poás y el Turrialba volvieron a ponerse de moda por sus impresionantes erupciones, vale la pena hablar de un tipo de turismo de aventura que se practica en el país y  que llamaremos: turismo de la muerte.

El título no es por exagerar sino que fue asignado así porque este tipo de práctica, que es  ilegal,   pone en riesgo la vida de quien se apunta a llevarla a cabo.

Muchos turistas arriesgan sus vidas para llegar a sitios tan peligrosos como la laguna caliente del volcán Poás (imagen tomada antes de las recientes erupciones). Foto: Cortesía Eliécer Duarte (Eliécer Duarte)

Pero, ¿en qué consiste el turismo de la muerte? Acá se lo explicamos.

En Costa Rica hay personas que se dedican a llevar, de forma ilegal, a turistas al cráter de distintos volcanes, entrando por lugares prohibidos e inseguros, distintos a los que ofrecen los parques nacionales.

La Teja logró conversar con uno de los baquianos o "guías turísticos"  que  ofrecen estos servicios. Al ser una actividad ilegal, el guía prefirió que no se publicara su nombre.

Según nos contó el baqueano, él no anda ofreciendo los servicios para llevar a los turistas al cráter de algún volcán, sino que si la persona logra contactarlo, él lo lleva. Eso sí, deben ser más de cuatro personas,  ya que  asegura que con menos turistas no hace el viaje, porque es mucho esfuerzo para tan poca plata.

El volcán Rincón de la Vieja es uno de los parques nacionales más lindos del país. Foto: Cortesía Eliécer Duarte (Eliécer Duarte)

El guía cobra entre ¢15 mil y ¢20 mil por persona, pero dice que si el grupo es muy grande les podría hacer un mejor precio. 

Esa plata incluye solo la compañía y consejos del guía, ya que las personas tienen que llegar por sus propios medios al lugar de salida.

A este este punto llevan los guías a los turistas, aunque usted no lo crea. Foto: Cortesía del baquiano (Cortesía)

Si las personas quieren quedarse a dormir en algún sitio cerca del lugar de salida, el guía le puede ayudar a conseguir el hospedaje, pero  ese gasto es por aparte. La cosa es que los viajes al volcán empiezan de madrugada, con la intención de llegar al cráter al amanecer. 

 ¿Qué se necesita para hacer una travesía como estas?

"Lo primero es que tengan una condición de regular para arriba,  porque la caminata es dura, luego llevar unos buenos zapatos, ropa adecuada, agua, meriendas, jacket, medicamentos, no es requisito el casco, pero sería bueno que llevaran uno y guantes", recomendó el guía.

"El Poás es de los que más buscan para ir, pero ahora, por motivos de seguridad no estamos yendo. Por ejemplo, el Arenal también  es muy buscado,  porque desde el cráter se puede ver el lago Arenal, La Fortuna, el lago de Nicaragua, el golfo (de Nicoya) de Puntarenas, Tilarán, el volcán Poás, el cerro Santa Elena, el (volcán)Tenorio y el Rincón de la Vieja, porque llegamos a estar a 1.630 metros, que es hasta el puro cráter", agregó.

Los turistas ponen en riesgo sus vidas en cada una de las aventuras: Foto: Cortesía Eliécer Duarte (Eliécer Duarte)

En cuanto a accidentes, este guía asegura estar invicto, pero sí recuerda que hace 17 años otro baquiano y una turista extranjera fallecieron haciendo esta práctica en el volcán Arenal.

En aquella oportunidad, el guía sobrepasó el límite permitido, el Arenal hizo una erupción y los gases piroclásticos (nube ardiente de gases volcánicos) mataron al guía y a la mujer.   

Una de las razones por las que la gente sube el Arenal es por ver el amanecer desde lo alto. Foto: Cortesía del baquiano (Cortesía)

Para el guía, los volcanes más peligrosos son el Rincón de la Vieja y el Poás, por lo impredecibles que son, pero  afirma que el Arenal tiene lo suyo en caso de sufrir una caída o por una avalancha de piedras. 

"El Arenal, aunque tiene años de estar dormido, como que avisa días antes de hacer una erupción, en cambio,  el Rincón (de la Vieja) lanza gases y ácidos y es igual de impredecible que el Poás, porque no avisan", añadió.

Esta es una de las paredes del volcán Poás que nadie puede ver desde el parque nacional. Foto: Cortesía del baquiano (Cortesía)
Los vulcanólogos se han llevado la sorpresa de encontrarse turistas en pleno cráter. Foto: Cortesía Eliécer Duarte (Eliécer Duarte)

Para el vulcanólogo, Eliécer Duarte, lo que hacen estas personas es una gran irresponsabilidad, pero él no puede hacer nada cada vez que se topa a una persona en el cráter de un volcán.

"Yo no tengo la autoridad para decirles nada más que aconsejarles que se vayan de ahí, porque los únicos que pueden sacarlos son los guardaparques, pero yo siempre que veo gente ahí metida trato de aconsejarlos", contó Duarte, quien  agregó que ha visto a cualquier cantidad de personas haciendo ese tipo de turismo.

"Usualmente es riesgoso para ellos (turistas),  porque físicamente no están entrenados para eso y porque no llevan equipo adecuado. Además, como lo están haciendo a escondidas no llevan elementos vistosos, no llevan chalecos reflectantes ni casco con tal de que no los vean", sumó don Eliécer. 

Los que sí tienen la autoridad de sacar a cualquier persona del perímetro restringido son los funcionarios de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), quienes ya lo han hecho en más de una ocasión.

"En el Poás, el día que hizo erupción, el Viernes Santo, sacamos a dos carajos que querían ver cómo había quedado después de la primera erupción, la gente cree que es como en las películas, que no es peligroso o que es una majadería de uno de nada más por no dejarlos entrar", dijo Sigifredo Pérez, jefe de Operaciones de la CNE.

 Pérez explicó que cada vez que un vulcanólogo va a entrar al volcán, lo hace con todo un equipo de seguridad de respaldo que le puede avisar si el volcán da indicios de una erupción, para que salga a tiempo.

"A ellos los está monitoreando un equipo en la base, hay cruzrojistas atentos y por medio de la frecuencia de los sismos del volcán se puede prever una posible erupción. En cambio,  estas personas entran por lugares de difícil acceso, donde nadie les puede avisar nada y en el caso de que les pudieran avisar no saben para dónde agarrar", agregó Pérez.

Según el guía, el turismo de la muerte tiene más de 10 años de darse en el país y él no es el único guía que lo ofrece.

"Sería una irresponsabilidad de mi parte decir que no es peligroso, pero uno trata de ir con cuidado, porque uno conoce la zona", finalizó el baquiano, quien no nos quiso dar mucho detalle de la ruta que utiliza en cada uno de los volcanes para que no lo puedan localizar las autoridades cuando suba con turistas. 

  • Más peligroso en la actualidad.
  • 1. Volcán Poás (9 puntos de 10 en peligrosidad) por estar actualmente en constantes erupciones. 
  • 2. Volcán Turrialba (8 puntos) también por estar activo.
  • 3. Rincón de la Vieja (5 puntos) por las pailas de lodo. 
  • 4. Volcán Arenal (4 puntos) por estar inactivo. 


  • Más peligroso en iguales condiciones (todos inactivos).
  • 1. Volcán Arenal (7 puntos de 10 en peligrosidad) por una caída o por desprendimiento de piedras. 
  • 2. Volcán Turrialba (7 puntos) por los taludes y zonas resbalosas, el mismo cráter que tiene una caída libre de más de 200 metros. 
  • 3. Volcán Poás (4 puntos) se vuelve menos peligroso cuando está apagado, porque tiene un terreno "sencillo".
  • 4. Volcán Rincón de la Vieja (4 puntos) Es el más amigable de todos, pero igual es de cuidado.  
Los turistas entran por lugares distintos al parque nacional Rincón de la Vieja, con tal de no ser vistos por nadie. Foto: Cortesía Eliécer Duarte (Eliécer Duarte)
Este tipo de lodo caliente (pailas) es parte de los riesgos del volcán Rincón de la Vieja. Foto: Cortesía Eliécer Duarte (Eliécer Duarte)
El volcán Turrialba es uno de los más peligrosos del país para meterse de forma ilegal. Foto: Cortesía Eliécer Duarte (Eliécer Duarte)


Esta es una de las vistas que tienen los arriesgados que suben al Arenal. Foto: Cortesía del baqueano (Cortesía)


Marcelo Poltronieri

Editor web, acomodador del periódico impreso y uno de los encargados de los posteos en las redes sociales de La Teja. Ha trabajado en Grupo Nación desde el 2012 en distintos productos y secciones. Es bachiller en Periodismo y licenciado en Producción Audiovisual en la Universidad Federada San Judas Tadeo.

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