Doña Luisa Díaz se ganó ¢300 mil con nuestro código de la suerte. Esta fiel lectora siempre escuchó a sus sobrinas diciéndole que tenía más fe que San Roque, pero ella siempre tuvo esperanza y siguió el buen hábito que le dejó su esposo Marco Tulio (q.d.D.g.) de activar el código a diario.
“Les decía: 'Yo voy a pegar, ya van a ver ustedes. El día que vean mi foto en La Teja se van a convencer de que yo tenía razón'. Y vea usted, ya sucedió, le gané hasta a san Roque”, nos dijo esta feliz afortunada.
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La lechera es vecina de Zapote y tiene 72 años. Nos contó que le tocó ver la transformación de una zona que, cuando ella era chiquilla, estaba llena de cafetales y ahora se cargó de edificios y negocios.
“Se fueron hasta los charrales, llegó la casa de los sustos y ya casi no hay espacios. Ha sido grande la transformación, pero para bien, porque en Zapote se siente el progreso”, comentó.
Se lee el periódico de arriba a abajo, lo hace al estilo antiguo, de atrás para adelante. Comienza con los deportes y termina con nuestra portada.
“Me encanta todo lo que publican, paso muy entretenida y no hay noticia que me pierda, yo lo leo todo”, explicó.
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Reconoce que quien la enseñó a activar y serle fiel a La Teja fue su esposo, él era otro que se la leía completica y de atrás para adelante.
“Ya él no está (el esposo), pero yo no aflojé, con esa herencia y gracias a él me acabo de pegar una buena platica, esto es un aguinaldo adelantado”, dijo.
Todavía no tiene decidido qué hará con los ¢150 mil en la tarjeta de regalo, tampoco con los ¢150 mil en una orden de compra en Tiendas Monge, quiere ir a alguno de los locales para tomar la decisión de qué se comprará.