El pasado 18 de octubre, el presidente de la República, Luis Guillermo Solís, debió pasar por el quirófano para solucionar un problema médico que le estaba robando la paz: el agrandamiento de su próstata.
En el caso del mandatario, este importante órgano del sistema reproductor masculino alcanzó un peso de 130 gramos, cuando lo normal es que la glándula pese entre 25 y 30 gramos.
La próstata le daba mala vida
Solís relató en una entrevista con el programa Giros, de Repretel, las dificultades que experimentó al vivir con esta condición.
"Es muy incómodo, es una sensación de llenura permanente, cuando va al baño no puede evacuar completo, al final de cuentas comienza a quitarle a uno calidad de vida y especialmente si no puede dormir", expresó.
Pero no solo el ámbito privado del mandatario se vio afectado por el agrandamiento de su próstata, esto también tenía efectos en su labor para dirigir el país.
Justamente uno de los aspectos que más preocupó a Solís es que durante una gira o un viaje de trabajo le pasara justamente que la orina no pudiera salir.
"Me pudo haber pasado, es dolorosísimo, a mí no me pasó, pero me pudo haber pasado", reflexionó.
Un presi más esbelto
El gobernante no fue tímido en sus respuestas e incluso recordó a los hombres del país la importancia de realizarse el tacto rectal.
Este procedimiento quirúrgico, con el cual Solís espera mejorar su calidad de vida, ya tiene otro impacto positivo en su salud: el mandatario logró rebajar 10 kilos desde que fue operado debido a la dieta blanda que debe cumplir por orden de los médicos.
Actualmente el jefe de Estado pesa 98 kilos y espera llegar a su peso ideal, 90 kilos, antes de fin de año, aunque reconoce que será difícil de lograr ya que no puede realizar esfuerzo físico por varias semanas más.