Costa Rica entera conoce el caso de Daniel León Calvo, un niño de 11 años que fue diagnosticado con una rara enfermedad llamada Aplasia pura de la clase roja y por la cual le urge de un trasplante de médula osea, por eso se fue a Estados Unidos en junio anterior.
Pero muy pocos conocen la historia de Kendall, el hermano, quien cumplió 17 años el pasado 21 de julio, en Cincinnati, Estados Unidos, en medio de los exámenes médicos de Dani.
Kendall, para decirlo en sencillo, lo dejó todo en Costa Rica y no lo pensó dos veces para apostarle al amor de su familia antes que a todas las raíces que ya tenía bien profundas en el país.
Por amor a su hermanito Kendall se distanció de su novia, dejó el colegio, su equipo de voleibol (Moravia) pese a que ya había clasificado a la edición a los Juegos Nacionales y dejó sus compas en San Blas de Moravia.
No fue fácil, pero el amor de la familia es la gasolina que enciende a diario el motor de Kendall, quien celebró su cumple lejos de Tiquicia, pero superfeliz porque Dani la pasó muy contento celebrándole en Gringolandia… hasta hubo queque.
“Desde que nos dieron la noticia el año pasado, todo fue muy difícil para toda la familia, pero también fue sorprendente el apoyo que recibimos de todo el país, de nuestra familia, de los amigos, de los vecinos, en fin, todos nos apoyaron.
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“Mis amigos del barrio, los compañeros del equipo de voleibol de Moravia, mis compañeros del Instituto Técnico Profesional Industrial de Calle Blancos, (entró a cuarto año en el 2016, este 2017 cursaba el quinto en la 11-4), los excompas del colegio Las Américas (donde estuvo de primero a tercero), los amigos de la iglesia (Oasis de Esperanza en Moravia) en fin, gente que ni siquiera conocía, se unieron en la campaña y aportaron dinero, eso le toca a uno el corazón y lo hace comprender que no hay nada más importante en la vida que la familia”, nos comentó Kendall desde Estados Unidos.
Cambio total
Toda la familia de Dani, doña Zaida Calvo, la mamita; don Alexánder León, el papito, y Kendall, comenzaron la gran batalla por conseguir más de 500 millones de colones, porque eso cuesta el trasplante en Estados Unidos; ya no había nada más por hacer en nuestro país.
Lo que empezó como un sueño imposible, encontró en este país solidario muchas manos amigas y pasó de imposible a casi imposible, después se acabó lo del sueño y comenzó a convertirse en realidad, hasta que el “Team Dani”, como se llaman todos los que de alguna u otra forma han ayudado en la causa, confirmó que habían logrado un monto económico suficiente para pensar en el viaje a Estados Unidos.
“Cuando ya supimos que era realidad lo de irse a Estados Unidos, comencé a pensar en cómo iba a cambiar mi vida, porque yo tenía ya planeado qué iba pasar con mis estudios (en el cole de Calle Blancos escogió la especialidad de Desarrollo del Software), estaba concentrado en clasificar a Juegos Nacionales con el equipo de voleibol, algo que logramos y tenía muchísimas ganas de ir a Juegos; tenía menos de seis meses con mi novia, tenía un grupo de amigos que quiero mucho y con los que esperaba compartir muchas otras cosas, entendí que había muchos planes que no iba a poder cumplir.
“Ahora que estoy con Dani en Estados Unidos he logrado comprender que siempre hay segundas oportunidades, si hay algo que quise vivir y no pude, pues ya vendrá otra oportunidad, por ahora es suficiente con ver a mi hermanito todos los días, afrontando su proceso muy lleno de vida y sonriendo. Todo lo demás se podrá reponer, eso sí, entiendo que con el doble de esfuerzo, pero se puede reponer… la vida de mi hermano no. Había una única opción y yo tenía que estar aquí en todo este proceso”, comentó.
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A pesar de que hubo mucha gente que le aconsejó quedarse y continuar con su vida, Kendall entendió que su hermano lo ocupaba para los momentos más difíciles, para que cuando estuviera triste, ese hermanillo alegre lo motivara, por eso dejó todo y se marchó sin importar nada.
Dani sirvió de cupido
Lo que es la vida, la fiesta de los once años de Dani, en diciembre anterior, se encargó de presentarle el amor a Kendall, quien andaba muy metido en el estudio, en su hermano, en su familia, pero como que hacía falta alguito por ahí y sin proponérselo, pero sirviendo de cupido, Dani disparó la flecha del amor.
En esa fiesta Kendall conoció a Ashley, una estudiante de noveno del Colegio Experimental Bilingüe de Moravia. Ellos dos jamás se habían visto, pero la mamá de Ashley conoce a doña Zaida, la mamá de Kendall, así que la llevó y cuando se vieron de frente se paró el universo entero para Kendall, se enamoró a primera vista y a Ashley también le brillaron los ojitos cuando lo vio.
“Esa fiesta se la hicimos a Dani antitos de ir a Estados Unidos para que le hicieran los exámenes que decidirían si él podía recibir un trasplante de médula osea. Hablé con Ashley y después seguimos chateando y viéndonos en la 'igle'. Nos hicimos novios antes de la noticia de que se necesitaba para Dani un millón de dólares y de que se supiera que teníamos que venirnos para Cincinnati.
“Cuando el viaje se confirmó yo no tenía ni idea de cómo decírselo, no sabía cómo se lo iba a tomar y no quería perderla, pero había que hablarlo y se lo dije, gracias a Dios ella me entendió y de una vez se puso la camiseta del “Team Dani”, a pesar de tener pocos meses de conocernos ayudó a mi familia demasiado, incluso la familia de ella se involucró en varias actividades”, recordó este novio enamoradísimo.
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Ashley incluso le hizo una fiesta sorpresa a Kendall, antitos de que se fuera para Estados Unidos en la que le celebró, junto a los amigos de él y de ambos, todas las fiestas que se iba a perder, el cumpleaños 17, el 15 de setiembre, el Día del Niño, Navidad y cuanta fecha pudieron inventar, el asunto fue enfiestarse en nombre del amor y la amistad.
La yunta perfecta
Los primeros días en el norte fueron de mucho ir al hospital, según nos explica Kendall, por eso todo el tiempo se invertía entre exámenes y consultorios médicos, pero conforme fue avanzando el tiempo, los doctores del hospital de Cincinnati se han concentrado en la complicada y detallada logística del trasplante, eso ha significado que la familia tenga más tiempo libre para conocer la ciudad y para que Dani se pique y sabroso con su hermanillo en la PlayStation . Entre los dos se juegan tremendos mundiales en FIFA o majan hasta el fondo el acelerador en Rocket League, incluso, le entran duro a Crash, Call of Duty, GTA, y todo lo que se les ponga en medio.
Doña Zaida nos comentó que los hermanos se llevan de maravilla, desde un principio los médicos dejaron muy claro lo importante de tener a Daniel con buen ánimo y siempre motivado, por eso Kendall ha sido fundamental, él se encarga de mantenerlo alegre, positivo, no lo deja bajonearse y siempre le saca una sonrisa en medio de todo lo difícil que está viviendo.