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En manos del Señor: Solo eso... un pastor

Padre Greivin Hidalgo, parroquia de San Ramón

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Padre Greivin Hidalgo, párroco de San Ramón. Foto: Gabriela Tellez

Jesús se valió de esta imagen que todos conocen y que san Juan relata tan hermosamente; para exponer ¿quién es él?; comienza diciendo: "Yo soy el buen pastor".

La aclaración es que Él es el único bueno. El profeta  Ezequiel, en el capítulo 34, dice que Dios es el pastor de su pueblo y debía darles un pastor definitivo. Cuando Jesús dice que Él es el "buen pastor" está declarando que es el Mesías… sin embargo lo impresionante es que dejando atrás cualquier otra prerrogativa, parece ser solamente eso: un pastor.

Jesús, como buen pastor, conoce a sus ovejas y estas lo conocen a Él. Aquí debemos recordar que la palabra conocer en la Biblia no es una actividad puramente intelectual, como pensaríamos nosotros. Conocer para Jesús es también la  "experiencia" de un encuentro y de una vivencia que llega al amor. Es el conocer en la intimidad… y aquí la sorpresa se torna solo bondad: el pastor es únicamente eso: encuentro, cariño, intimidad.

Jesús añade que Él da su vida por sus ovejas. Es importante destacar el "posesivo" que usa Jesús cuando se refiere a "sus" ovejas. Y que entrega su vida por el rescate de estas. Es lo que hemos celebrado en la Pascua, la entrega que Jesús hace en nuestro favor, que somos como sus ovejas… y él quiere ser para nosotros solo eso: el pastor.

He querido insistir en este detalle; hay un deseo del corazón de Dios por llegar hasta nosotros de modo humilde, sencillo y llano. Y, además, tan cercano como el pastor lo está de su rebaño. Esta es la imagen que brilla este domingo: la de un Dios profundamente accesible y a la vez, paciente, cariñoso y bueno.

A esa infinita bondad deseo unirle otra imagen profundamente consoladora que este domingo le hace tanto bien a nuestra vida. Si el Pastor va delante, si avanza primero en el desfile, si es el pastor quien encabeza … entonces ES DEFINITIVO: Él llega primero!!!

No hay nada en tu vida, no hay nada que experimentes, difícil o no, llevadero o pesado, angustiante o sereno… No hay nada de lo que te ocurra a lo que el buen pastor: Jesucristo, no haya llegado primero. Lo radical dejó de ser aquello que la vida te acerca; ahora, con el buen pastor a nuestro lado lo radical, lo definitivo, lo  certero es que Jesús ha dado el primer paso y te espera para acompañarte en cualquier  situación que te corresponda vivir.

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