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En manos del Señor: ¿Cómo desempeñamos nuestra misión en la Iglesia?

El padre Carlos Manuel Castillo nos habla sobre la importancia de la calidad en lo que se hace

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Jesús, como buen maestro, se independiza de un libro, de un video-beam o de una pizarra y comienza a utilizar el recurso de una historia armada por él. El propietario de una viña salió en persona (no delegó) a contratar jornaleros en un mismo día. Salió cuatro veces. A todos les ofreció un denario. No por hora sino por día. Sin embargo, como siempre, hay gente que es olvidadiza y los trabajadores reclaman el por qué el propietario pagó igual al que entró a la viña al caer la tarde y a aquel otro que ingresó a media mañana. (Prensa Cecor)

Jesús, como buen maestro, se independiza de un libro, de un proyector o de una pizarra y comienza a utilizar el recurso de una historia armada por él.

El propietario de una viña salió en persona (no delegó) a contratar jornaleros en un mismo día. Salió cuatro veces. A todos les ofreció un denario. No por hora sino por día. Sin embargo, como siempre, hay gente que es olvidadiza y los trabajadores reclaman porque el propietario pagó igual al que entró a la viña al caer la tarde y a aquel otro que ingresó a media mañana.

¿Qué nos enseña Jesús con esta historia? La viña puede ser interpretada de dos maneras: como el Reino de Dios o la Iglesia, pueblo de Dios. Meditemos en el segundo significado. El denario es el papel que podríamos desempeñar en ese Pueblo.

Unos reciben la vocación de servir siendo niños (monaguillos), otros siendo jóvenes (en la pastoral juvenil), también en la edad adulta (en un consejo administrativo o como catequistas) y o los que reciben una misión en la vejez (como el papa Francisco).

En la Iglesia, pueblo de Dios, no importa la cantidad de denarios que uno reciba sino que el papel desempeñado esté bien. Mucha gente dice: “hoy todo es negocio. Ya nadie se fija en la calidad de los trabajos sino en ganar, ganar y ganar”.

Eso no debe pasar en nuestra Iglesia. No debemos “bajar la guardia” en cuanto a la calidad. Hay personas que les gusta “coleccionar denarios”, les gusta “coleccionar puestos” y al final no dan calidad en lo que hacen. Como dice el refrán: “Quien mucho abarca… poco aprieta”

Estoy seguro que si hacemos bien el trabajo en esa viña, el propietario volverá a contratarnos y si no, es mejor que ni aparezcamos buscando empleo porque no nos va a recibir ni para una entrevista.

No importa a qué edad nos llama el Señor o a qué edad desempeñamos un rol, lo importante es hacerlo bien. Dios nos conceda la vocación necesaria para hacer bien las tareas designadas.

El padre Carlos Manuel Castillo Segura, es cura párroco en San José de la Montaña.


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