El tufo del cigarro impregnado en aquellos colochos desordenados son cosa del pasado para Bernardo “Choché” Romano.
El presentador de tele tuvo una relación de seis años con el tabaco y hoy lleva diez sin el, pero arrastra algunas consecuencias.
Romano quiso compartir con La Teja esa fea experiencia, con motivo de una campaña en redes sociales de la Caja, donde invita a la gente a dejar el cigarro.
Cuenta que su primer blanco lo hizo vomitar y que hoy en día no soporta el olor que tanto tiempo fue su carta de presentación.
“El primer cigarrillo fue por una chinga que me encontré cuando era un carajillo (como de seis años). Me descompuse y me vomité. Lo hice porque veía cómo fumaban los hombres", recordó.
De aquella fea experiencia a su segunda jalada pasaron algunos años y lo hizo con más conciencia.
“Volví a fumar cuando estaba como en sexto grado, ya de una forma más seria y recuerdo que mi papá se dio cuenta y me fajeó todo. Luego seguí en el cole y en la U”.
De esos años en que parecía una chimenea recuerda con mucho desagrado algunas experiencia.
“El pelo siempre olía a cigarro. Es como cuando usted va a un bar y le queda el olor en la ropa, es lo mismo, pero imagínese que en el pelo se pega más y yo casi ni lo notaba. Uno pierde el olfato”.
También estaban los insultos que recibía de sus amigos y compas de brete que no fumaban y tenían que soportarlo.
“Me decían que no soportaban mi olor, incluso, una novia que tuve me mandaba a lavarme los dientes. Decía que no quería besar un cenicero”.
Sustote
Fue un tremendo susto que se llevó Choché, lo que lo hizo cambiar y dejar el tabaco de un solo golpe.
“Fui asmático de niño y dentro mi falta de análisis y estupidez, no me daba cuenta que entre más fumaba más alimentaba el asma y pulmones”, dijo.
Ese deterioro de la salud lo llevó al doctor, que lo sentó y le dijo: “O cambia ya, o se muere”.
Eran momentos donde Choché se fumaba dos cajetillas diarias, no le sabía a nada la comida, no olía, los dientes se le pusieron amarillos y hasta los dedos empezaron a tomar ese color.
“Conmigo no era dejarlo paulatinamente, era dejarlo de un solo tiro o me moría. Lo tuve que hacer, pero cierto, los primeros días son duros”, confesó.
Hoy comparte sus vivencias con todo aquel que quiera escuchar su testimonio y aconseja alejarse del cigarro de un solo golpe.
“Estoy trabajando con la Caja en varias cosas, una campaña y varias clínicas de no fumado, de gente que quiere dejar el vicio y no sabe como”, dijo.