La Casa del Tornillo quedó atornillada por el barrio Chino, porque el tipo de comercios que abunda en ese bulevar desentona con la especialidad del local que son los pernos, tuercas, tornillos allen y todo lo que sirva para enroscar.
El negocio estuvo 65 años sobre avenida 8 y calle 9, en el paseo de los Estudiantes, o lo que es lo mismo: 150 metros al sur de la iglesia La Soledad. La cosa es que ya se fueron y ahora usted los puede encontrar detrás de la iglesia de las Ánimas (también llamada Preciosa Sangre de Cristo), en barrio Los Ángeles, en San José.
El gerente Errol Bravo dice que la cantidad de tiendas de ropa, chucherías chinas y salones de belleza hicieron que de pronto La Casa del Tornillo no encajara en ese mundo.
Para la empresa se hizo difícil mantenerse en una de las esquinas más famosas de la capital. Algunos de los factores que contribuyeron a eso es que por el barrio Chino pasa muy poca gente, lo que también afecta a otros comerciantes. Además, cuesta encontrar un lugar donde parquear y la empresa ha ido buscando un mercado más industrial.
“La nostalgia de irnos de allí fue grande. Estuve 30 años trabajando allí, solo allí he estado. Pero tenemos que mirar para adelante y adaptarnos a las estrategias que quiere la junta directiva”, comentó don Errol.
Ese plan de la empresa implica un mayor énfasis en los clientes que compran en grandes cantidades, aunque siempre atienden a quien busca una pieza para algún trabajo en la casa.
“Aquí vamos a seguir tratando a nuestros clientes al menudeo con mucho cariño, solo que tenemos la oportunidad de sentirnos más cómodos con esos otros compradores que son muy importantes para nuestro negocio”, añadió Bravo.
La antigua sede de la Casa del Tornillo ya tiene nuevo dueño. Se trata de comerciantes chinos que pretender poner establecimientos comerciales.
A la baja
La ausencia de La Casa del Tornillo es solo un aviso, aseguran algunos comerciantes del barrio Chino. El poco paso de gente ha llevado a más de uno a replantearse si es conveniente seguir en el bulevar.
Ellos le piden al alcalde Johnny Araya que vuelvan las paradas de buses al paseo de los Estudiantes, para reactivar el movimiento, porque si no muchos cerrarán.
Emner Centeno bretea en una soda e implora por más paradas, porque no entra gente a su negocio ni en las horas bravas, la de almuerzo. Ni siquiera con el pinto a rojito, un precio inmejorable, jala clientela.
“El alcalde terminó poniendo una parada al final (hacia el sur), pero no es de gran ayuda. No es de un lugar donde viva mucha gente. Tiene que cumplir su promesa de que iba a poner más paradas”, dijo.
Karen Blandon, de Estilos Ropa Maternal, local que está en el paseo de los Estudiantes desde hace muchos años, cree que la decisión de construir el barrio Chino no fue lo que esperaban.
“Hay factores como que los dueños de los locales se aprovecharon y subieron los alquileres, además las personas no tienen platica y quitaron las paradas”, dijo.
Nasser Odeh, administrador de tiendas Jerusalem y El Imperio, ha notado bajas ventas, sobre todo este año, pero en otros negocios que tiene en San José percibe la misma situación. Sin embargo, reconoció que tenían mayores expectativas con el barrio Chino y pide al alcalde realizar más actividades, pues eso genera una reactivación de la zona.