La famosa sonda Cassini, de la NASA, se autodestruyó este viernes al adentrarse en la atmósfera de Saturno, finalizando una misión de 13 años de exploración que revolucionó el conocimiento sobre este gigantesco planeta gaseoso y transformó la forma de ver el sistema solar.
Cassini, un proyecto internacional que costó $3.900 millones e involucró a científicos de 27 naciones, se desintegró al penetrar en la atmósfera de Saturno a una velocidad de 120.700 kilómetros por hora.
La señal final del aparato fue captada por el centro de control del JPL (Jet Propulsion Laboratory) en Pasadena, California. Llegó 83 minutos después de su emisión, el tiempo que demoraron las ondas de radio en recorrer la distancia entre Saturno y la Tierra.
“La señal de la sonda se ha ido”, anunció Earl Maize, director de la misión Cassini, mientras el artefacto no tripulado se quedaba sin combustible y se desintegraba.
“Gracias, y adiós al fiel explorador. Pero el legado de Cassini acaba de comenzar”, dijo después en una conferencia de prensa. “El efecto que Cassini tiene, y tendrá, en el futuro de la exploración planetaria continuará durante décadas”.
La nave de 2,5 toneladas perdió contacto con la Tierra dos minutos después de empezar a sumergirse en la atmósfera de Saturno.
La inmersión de Cassini en el gigante de gas anillado -el planeta más lejano visible desde la Tierra a simple vista- tuvo lugar después de que la nave se quedó sin combustible, tras un viaje de unos 7.900 millones de kilómetros.
Su planeada desaparición fue una forma de prevenir cualquier daño a las lunas oceánicas de Saturno, Titán y Encelado, satélites que los científicos quieren explorar en el futuro porque pueden contener alguna forma de vida.
“Hay tratados internacionales que establecen que no podemos dejar una nave espacial abandonada en órbita alrededor de un planeta como Saturno, que tiene lunas prebióticas”, explicó Maize. “Prebiótico” refiere a las condiciones o ingredientes que pueden ocurrir antes de que emerja la vida.
Otras tres naves espaciales han volado por Saturno: el Pioneer 11 en 1979, seguido por las Voyager 1 y 2 en los años 80.
Pero ninguna ha estudiado a Saturno tan detalladamente como Cassini, que lleva el nombre del astrónomo franco-italiano Giovanni Domenico Cassini, quien en el siglo XVII descubrió que el planeta tenía varias lunas y una brecha entre sus anillos.
“Este es el capítulo final de una misión asombrosa, pero también es un nuevo comienzo”, dijo Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misión Científica de la Nasa. “El descubrimiento de Cassini de mundos océanicos en Titán y Encelado lo cambió todo, sacudiendo hasta la médula nuestra visión de lugares sorprendentes para buscar vida potencial más allá de la Tierra”.
Cassini fue lanzado desde Cabo Cañaveral, Florida, en 1997. Viajó durante siete años hasta que alcanzó la órbita de Saturno, donde permaneció por otros 13 años.
En ese tiempo, descubrió seis lunas nuevas a su alrededor, estructuras tridimensionales que se alzaban sobre los anillos y una gigantesca tormenta que se extendió por todo el planeta durante casi un año.
La sonda de 6,7 por 4 metros también halló géiseres helados que estallan en la luna Encelado y lagos de hidrocarburos compuestos de etano y metano en la luna más grande de Saturno, Titán.
En 2005, Cassini lanzó hacia Titán una sonda llamada Huygens, marcando el primer y único aterrizaje en el sistema solar exterior sobre un cuerpo celeste más allá del cinturón de asteroides.
“La misión ha cambiado la forma en que pensamos sobre dónde puede haberse desarrollado la vida más allá de nuestra Tierra”, dijo Andrew Coates, jefe del Grupo de Ciencias Planetarias del Laboratorio de Ciencias Espaciales Mullard en el University College de Londres.
“Al igual que Marte, los satélites como Encelado, Europa e incluso Titán son ahora los mejores aspirantes a la vida en otros lugares”, añadió. “Hemos reescrito completamente los libros de texto sobre Saturno”.
Linda Spilker, científica del proyecto Cassini, comparó la misión con un maratón. “Durante 13 años hemos estado corriendo un maratón de descubrimientos científicos”, dijo el viernes temprano.
Ocho de los 12 instrumentos científicos de la nave espacial estaban encendidos, capturando datos, en los últimos momentos de Cassini, antes de que se desintegrara como un meteoro, aseguró.
Alrededor de 4.000 artículos científicos se han basado ya en datos de la misión, indicó Mathew Owens, profesor de física espacial en la inglesa Universidad de Reading. “Sin duda los científicos estarán analizando la información de su viaje final en la atmósfera de Saturno durante los próximos años”, opinó.