Después de devastar la isla de Dominica durante la noche del lunes, María, de categoría 5, sigue golpeando las Antillas Menores con vientos de 260 Km/hora, ahora se dirige hacia las Islas Vírgenes estadounidenses y pasará sobre Puerto Rico el miércoles antes de virar hacia el Atlántico norte.
Por eso Puerto Rico aguarda con angustia la llegada del huracán descrito como “sumamente peligroso” por meteorólogos y como la mayor tormenta “en un siglo” por el gobernador, sólo dos semanas después del azote de Irma que aún tiene a más de 50.000 clientes sin electricidad.
El gobernador puertorriqueño, Ricardo Rosselló Nevares, hizo la mañana del martes un dramático llamado a la población para que abandone las zonas vulnerables de la isla.
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El fenómeno atmosférico “se proyecta como el peor del (último) siglo en Puerto Rico”, dijo Rosselló, añadiendo que “es el momento para actuar” para proteger vidas.
El mandatario instó a olvidarse de “las categorías, de los números 4 o 5 (en la escala Saffir-Simpson), porque este es un evento violentísimo (...) La prioridad debe ser proteger la vida”.
“Esta no será una situación de 72 horas”, agregó, anticipando que después del paso del fenómeno el sistema de telecomunicación probablemente colapse por la posible caída de torres.
El director en esta isla caribeña del Servicio Nacional de Meteorología (SNM) de Estados Unidos, Roberto García, reafirmó que el ciclón María es “sumamente peligroso”.
Según García, en Puerto Rico “no hemos tenido amenaza tan grande probablemente desde 1928, con San Felipe. Éste se aproxima a esa intensidad”.
Ese año, el huracán Okeechobee, también llamado “San Felipe Segundo”, azotó como categoría 5 y mató a 300 personas en Puerto Rico, según un documento de la administración atmosférica NOAA.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) prevé que Puerto Rico padezca 45 cm de lluvias -e incluso 63 cm en algunas zonas-, además de peligrosas marejadas que elevarán el nivel del mar entre 2 y 3 metros.
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Los puertorriqueños se pertrechaban de productos de primera necesidad y protegían sus casas, mientras que en la zona turística del Condado, en la capital, hoteles y negocios tapiaban sus vitrinas con planchas de madera.
Mientras, los automovilistas sorteaban largas colas para abastecerse de gasolina.
“No niego que tengo miedo, me siento preocupada porque es la primera vez que vería un huracán de tal magnitud”, dijo a la agencia de noticias AFP, Noemí Avilés Rivera, una maestra de 47 años que ya pasó por las tormentas Hugo hace 28 años y Georges hace 19.
“Estoy bien preparada, tengo lo necesario por el momento, pero me preocupa la ansiedad que causa en la gente, porque una se contagia”, añadió.
Rosselló Nevares anunció que el gobierno cuenta con 40 contratistas para iniciar los trabajos de recuperación de las vías de comunicación terrestre, así como con 214 médicos voluntarios de rescate.
También anunció la apertura de 500 refugios con capacidad para 66.826 personas, número que se podrá incrementar en hasta 133.352 en caso de urgencia extrema.
La alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto, puso a disposición dos refugios y anticipa la apertura de varios más.
Además, el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, firmó una declaración anticipada de estado de emergencia para Puerto Rico, que facilitaría el envío de recursos federales a la isla si hay fuertes destrozos por el paso de la tormenta.
El representante para el Caribe de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia (FEMA), Alejandro de la Campa, anunció en San Juan que la agencia cuenta con buques, helicópteros y grupos de especialistas para responder a eventos catastróficos.
También la Guardia Costera estadounidense desplegó personal, barcos guardacostas y aviones en Puerto Rico y las Islas Vírgenes de EEUU, que también recibirán el impacto de María.
Rosselló además activó Ley Seca a partir de este martes al mediodía por un período de 48 horas.
El gobernador recomendó a los puertorriqueños que se preparen para pasar un largo periodo sin electricidad debido a la fragilidad del sistema de la estatal Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), contra cuyo director ejecutivo Ricardo Ramos llueven las críticas tras los destrozos causados por Irma.