Algunas eran extrovertidas, traviesas y maldosas, otras coquetas y bien portadas, lo que sí tenían en común Melissa Mora, Sharon Segura, Libni Ortiz y Kimberly Loaiza desde chiquillas es que ya jalaban admiradores por montones.
Para celebrar el Día del Niño nos dimos a la tarea de averiguar cómo eran algunas mamacitas de la farándula nacional cuando eran chiquiticas.
La modelo Melissa Mora aseguró que ella siempre ha sido muy calmadita y que no era de portarse mal en clases cuando era pequeña, sólo que desconcentraba a sus compañeritos de la escuela con su belleza.
Mientras que la guapísima Libni "Mimi" Ortíz contó que ella de niña era todo lo contrario a la ramonense, la macha era la típica niña que le encantaba hacer bromas, la más hablantina y la que se apuntaba a participar en todo.
Jugaba fútbol
Lo que muy pocos saben de Melissa Mora es que cuando estaba en el escuela le encantaba jugar fútbol con sus compañeros y amigos del barrio.
Según contó, era la niña que se apuntaba a las mejengas y jugaba hasta en contra de los hombres.
"Yo era la goleadora. Recuerdo que Nati (amiga de la escuela) era la portera y que me encantaba jugar fútbol. Como crecí en el campo, también era de jugar con conejos, de treparme en árboles de guayaba y me asustaban los terneros, me pegaban cada susto, porque no me dejaban pasar", recordó.
Mora mencionó que siempre fue muy vanidosa, por lo que le llovían los pretendientes desde pequeña.
"Vieras que yo era una niña demasiado buena, eso sí, era era muy coqueta, desde primer grado mis compañeros se enamoraban de mí y me mandaban confites, chocolates. Tenía un pretendiente que hasta le dijo una vez a la mamá que me comprara una diadema", contó.
Para la también cantante, lo más lindo de su infancia fue el compartir con su hermana mayor, Fabiola, que le lleva apenas un año, pues con ella se la pasaba jugando a las muñecas barbie.
Bien tremenda
La modelo Sharon Segura es otra que aún no olvida la vez que bañó con pegamento a su compañero de escuela porque la molestaba mucho, esto cuando vivía en Grecia.
Según contó, estaba en primer o segundo grado cuando decidió echarle toda la goma blanca en la cabeza a su compañero Joaquín porque no la dejaba en paz.
"Yo me sentaba detrás de él y me molestaba mucho, un día agarré la goma y se la hice vaciada en la cabaza. Recuerdo que la niña Rosaura, que se llama igual que mi mamá, mandó a llamar a mami. Yo era la chiquita tremenda, pero tenía el mejor promedio. Hasta me mandaban el sello de la lorita porque hablaba mucho en clase", dijo entre risas.
La locutora del programa La Roncha sacó pecho porque pese a que ella era la que siempre andaba de pelotera con sus compañeros y haciéndoles bromas, era la que más reconocimientos recibía por sus buenas calificaciones.
Para ella lo mejor de cuando era niña fue cuando su hermano Jairo (4 años menor), llegó a su vida porque desde entonces, es su amigo incondicional.
Según recuerda, ambos se la pasaban peleando mucho cuando niños, pero eso hizo que ahora de adultos se lleven muy bien.
"Tuve una infancia demasiado linda, no me puedo quejar. Todo lo que pedía me lo daban y no es que mis papás fueran de plata, sino que nos chineaban mucho. Recuerdo que en mi casa de Grecia había un sótano, debajo de la casa, y una vez me regalaron todo lo de una casa, pero de niña, yo tenía cocina, lavadora, juego de sala, toda la casa amueblada", mencionó.
Más calmadita
En el caso de Kimberly Loaiza, ella asegura que siempre fue de las niñas que no mataba ni una mosca porque le tenía miedo a su mamá.
"Fui muy tranquila porque mi mamá es muy brava entonces, yo me portaba bien con tal de no verla enojada", contó.
Lo que más le duele de su niñez es que nunca aprendió a andar en bicicleta, sus papás no la dejaban jugar mucho afuera porque su casa queda sobre la calle principal que comunica Tibás con Santo Domingo y por ahí pasan muchos carros.
Lo que sí le encantaba era andar en patines de línea y aún recuerda con mucha nostalgia cuando se los regalaron.
Entre las pocas travesuras que hizo en su niñez recordó cuando le cogió unos ahorros a su mamá para irse a comprar confites.
"Le quitaba las monedas que tenía un chanchito y en mi inocencia yo no sabía que era que mi mamá estaba ahorrando plata para comprarnos las tenis para estrenar en diciembre", dijo apenada.
Bien fogosa
La modelo Libni Ortiz, presentadora de VM Latino, es otra que no cambia lo que vivió en su niñez por nada en el mundo.
Aunque recuerda que su familia no era muy pudiente, considera que tuvo una infancia muy feliz, más cuando su papá le regaló un carro para sus barbies, pues así ya no tenía que jugar que sus zapatos eran el Ferrari último modelo de las muñecas.
"En la escuela era la típica maldosa, traviesa, la niña extrovertida, necia y me gustaba bailar mucho. Cuando íbamos a San José me ponía a bailar en las tiendas que tenían música, ahí en media avenida central", recordó.
Para Mimi, la hora feliz de su infancia era cuando sus papás la llevaban a visitar a sus abuelos, en barrio Fleches en Tibás, porque sabía que era el momento para jugar en la calle con todos sus primos.
Según recuerda, la única vez que su papá le pegó fue cuando se jaló un tortón camino a Coronado.
"Mi papá es trailero y cuando salíamos viajábamos en el trailer. Recuerdo que era Semana Santa e íbamos para Coronado, donde una tía, cuando íbamos llegando a la iglesia nos topamos con la procesión y mi papá tuvo que detenerse. En mi inocencia al ver que no avanzábamos me levanté y jalé el mecate del pito y sonó durísimo, todo el mundo volvió a ver y al que enjacharon fue a mi papá porque yo no me veía y esa vez me dio un manazo en la mano para que no lo volviera hacer", contó entre risas.