El Santos está a un solo paso del cielo, a la vuelta de una copa inédita para sus vitrinas y que trae adentro ¢57,5 millones de premio, una buena motivación.
Pero llegar a la final de la Liga Concacaf no fue fácil. El cuadro caribeño tuvo que esperar hasta el minuto 85 para marcar el gol que hizo diferencia.
Un balón largo desde la media cancha picó entrando al área, ahí lo encontró Kenny Cunningham, quien, ante la salida del arquero canalero Miguel Lloyd, lo mandó al fondo de las redes.
El gol volvió loco al volante santista, quien en la corrida de la celebración hasta cayó de panza en la pista del estadio Nacional.
El gemelo no sabía ni cómo celebrar un gol de tanta importancia, solo acató a pegarse un morón de esos bravos.
El negrazo que corría sin camisa por la pista no era Nery Brenes, aunque bien pudo hacerle el pique por el fuerzón que agarró en el festejo.
Fue tal la velocidad que nadie pudo alcanzar a Cunningham, el gol le dio una energía de la que no se pudo sosegar y por poco da la vuelta olímpica.
Era lógico
En la banca también se desató la locura. Al técnico Johnny Chaves casi le da por ir a abrazar a su pupilo, era una alegría total para un equipo guapileño que jamás había alcanzado un logro así en su historia, pero que con coraje y humildad está demostrando que puede.
El resultado es justo, porque el Árabe Unido llegó más a calcular el resultado, a jugar para encontrarse un gol que lo metiera a la final o alagar el asunto hasta los penales.
Por poco y le sale a los panas, pero más que nada por la falta de precisión de Santos a la hora de definir, ya que tuvieron bastantes opciones de gol.
Los santistas mostraron más hambre, los canaleros se conformaron con un buen primer tiempo. Los guapileños sabían que el empate no era suficiente y eso trajo su recompensa.
Los de Johnny Chaves demostraron, además, bastante seguridad defensiva y un Alejandro Gómez que está vez no dejó espacio para las dudas.
Para Santos llegar a una final no es poca cosa, un equipo con una planilla modesta está haciendo un esfuerzo tremendo.
En el panorama viene el Olimpia, el verdugo de Alajuelense en la primera ronda del torneo, que ahora le tocará volver a Tiquicia.
Ganar la harina del premio para un equipo como el Santos sería una salvatanda total, pero lo más importante es el ganar el trofeo ya que es cumplir un sueño.
Santos está a dos partidos de llamarse campeón, eso nadie se lo brinca facilito.
El juego de idea será el 17 de octubre en estadio Tiburcio Carías, será a puerta cerrada porque el reducto está suspendido.
La vuelta será el 26 de octubre, en el estadio Nacional.
Esperemos que ese día Kenny pueda completar la vuelta olímpica y con la copa en sus manos.