El manudo Raúl Pinto celebró hace ocho días la clasificación de Costa Rica a Rusia 2018, en el Estadio Nacional, como muchos otros aficionados en Tiquicia.
El exjerarca de la Liga Deportiva Alajuelenese vivió esa noche histórica al lado del hombre que le dio sus principales alegrías en el fútbol: Óscar "Machillo" Ramírez, exentrenador manudo y actual técnico de la Sele.
La noche del sábado 7 de octubre, Pinto estaba tranquilo, relajado, sin presiones, disfrutando del fútbol como una fiesta, muy diferente a sus últimos meses como presidente de Alajuelense, en que la presión muchas veces le marcó la cancha y el estado de ánimo.
Hace once meses el exjerarca manudo abandonó el cuadro erizo y le dejó el chicharrón a Fernando Ocampo, a quien dice que le advirtió que la cosa no era jugando y, como dice el dicho, no es lo mismo verla venir que bailar con ella.
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El empresario aprendió a ver el fútbol de otra manera, después de seis años de mucha tensión, en los que conoció el éxito de la mano del Machillo y en que le tocó dejar el puesto en medio de una crisis de resultados y dos años sin títulos.
Feliz con el Pato
Ahora, como un manudo más, el exjerarca afirma estar supercontento con la llegada de Wilmer López, Mauricio Montero y Josef Miso, un trío que está seguro le devolverá el éxito al equipo, porque trabajan en la Liga por total amor a la camiseta.
"Es muy bueno tener un trío como ellos. Los jugadores recuperaron el ánimo y la unión de grupo. La conversación que ha tenido Wilmer con ellos ha calado, todos están en una misión, que es clasificar y va por buen camino", comentó.
Para Pinto, recurrir al riñón manudo ha sido clave para retomar el camino y el hecho que el equipo esté en zona de clasificación lo tiene ilusionado, a diferencia de la época con Benito Floro, con quien cree el equipo no logró entenderse.
"Creo que la época de don Benito no caló en los jugadores, no hubo respuesta de parte de ellos. A veces no hay comunión con un técnico, eso le pasó a Benito, no entendieron su sistema, sus posicionamientos y no logró integrarse al camerino, no hubo unión, por eso nunca pudo pasar del sexto lugar en la tabla", destacó.
El expresidente considera que es importante que a Wilmer se le dé un voto de confianza y se le deje trabajar, porque le puede dar muchas alegrías a los manudos.
"Estoy muy contento de lo que está logrando un ídolo de la casa, eso me tiene muy entusiasmado, veo los partidos a muerte. Creo que si se conjugan bien las cosas, como está sucediendo ahora, es muy posible que la Liga vaya a una final", comentó.
Aunque Pinto no le tuvo paciencia a los dos últimos técnicos bajo su mandato, el colombiano Hernán Torres y Javier Delgado, a los que fletó luego de un torneo al perder la final, habló que al Pato hay que respetarle un proceso.
"Wilmer sin duda debe continuar, no hay que buscar más, en eso yo sé que Fernando Ocampo lo tiene bien mentalizado. Vamos para un proceso, en el sentido que el entrenador tiene que seguir, un proceso es la continuidad de una idea, en este caso la de Wilmer", destacó el expresi.
Relajado en familia
Don Raúl ya ve tranquilo su teléfono celular, sin la presión o el temor que le suene después de perder un clásico o por una mala racha o algún entrenador en capilla ardiente, ahora ese ya no es su rollo.
"Después de un empate o una pérdida ya no tengo el mundo encima, ni tengo llamadas de periodistas ni otra gente, ahora disfruto el no estar ahí y no tener esa presión, era algo muy difícil", expresó con alivio.
Asegura no tener nostalgia de sus días en la Liga. "Tuve un desgaste muy grande como presidente, más bien estoy muy contento con la familia y disfrutando cosas que antes no pude hacer. Uno como liguista siempre sufre y quiere que el equipo arrase al rival, ahora ya me puedo poner el traje de aficionado", indicó.
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Durante este torneo, Pinto ha ido algunas veces al estadio y hasta fue parte de un homenaje a expresidentes de la institución, que hubo jornadas atrás, ocasiones que ha aprovechado para conversar con Ocampo.
"Yo le expuse cómo era la situación, hemos estado reunidos algunas veces viendo partidos y dándole apoyo y ya se dio cuenta que esa silla es muy, muy caliente, es otro mundo. Hay que estar sentado ahí para saber lo qué es", explicó.
El exjefe manudo está ocupado en sus negocios o por los conciertos de su hija Fátima, quien es cantante. La muchacha, de 17 años, debutó en los escenarios el 7 de mayo en el concierto de Soy Luna como telonera.
"Es otra etapa de mi vida que estoy viviendo, estoy disfrutando más a mi hija, puedo acompañarla en sus actividades y apoyarla mucho más en sus metas, sin la responsabilidad que significa manejar un equipo como la Liga, porque es muy duro", reconoció.