Si Gabriel Badilla fue un gladiador, mucho fue por la influencia de su madre, Elizabeth Segura, quien desde hace un año ha necesitado sacar su fuerza de gladiadora para sobrellevar la muerte de su hijo.
Badilla falleció el 20 de noviembre del año pasado, unos metros antes de finalizar la carrera Lindora Run, y por esa razón doña Elizabeth y otros familiares le harán un homenaje cruzando la meta que su hijo no logró alcanzar, debido a un paro cardiorrespiratorio.
La sexta edición de esta competencia será el domingo 12 de noviembre, a partir de las 5:30 de la mañana; se correrán 10 y 21 kilómetros; el sábado 11 se correrán los 5 kilómetros, la competencia de niños y será la caminata.
"Todos los días se le recuerda a él, y un día, una mañana me levanté pensando en su forma de ser, que siempre lo que se proponía lo hacía y se esforzaba, y pensé muy segura de que le agradaría de que alguno de todos cruzara esa meta", comentó Segura.
Su verdadera meta.
Fueron solo 200 metros los que le quedaron pendiente a Gabriel para concluir con su misión del día, pero doña Elizabeth dice que esa no era realmente su meta.
"La meta de él ese día no era Lindora Run, sino era llegar a los brazos del Señor. Entonces dije que le iba a proponer (participar en la carrera) a mis hijos y ahora sí se volvió un grupo de bastante gente, de amigos también, con los cuales estoy muy agradecida por el apoyo", explicó esta madre.
"Cuando lo propuse todos lo tomaron con buen entusiasmo, ya muchos entrenan y corren, inclusive hasta mi mamá que tiene 96 quiere estar ahí y acompañarme", agregó Elizabeth.
Aunque el número exacto no lo tienen, parece que serán alrededor de 60 personas las que harán este homenaje, entre hijos, nueras, nietos y amigos cercanos a la familia y a Gabriel.
Segura no correrá, porque tiene una lesión en la espalda, pero tampoco sabe cuánto caminará, pues considera que serán pasos con mucho sentimiento y emoción, por lo que no sabe en realidad cuántos podrá dar.
"Vamos a intentarlo unos kilómetros, cerca de 20 (personas) van a hacer los 10 kilómetros y el resto caminamos", comentó.
"Cruzar la meta sí lo quiero hacer en grupo y con el último que llegue pasar todos juntos, con fe en Dios que nos haga buen día", agregó.
Doña Elizabeth reconoció que ha sido un año bastante duro para ella donde aplica su lema: "un día a la vez".
"Dios es mi fuerza, solo Él, porque si no estaría seguro debajo de la cama, Él es el que hace que me levanta todos los días y tratar de seguir adelante, porque conociendo a mi hijo no le gustaría a uno verlo ahí tumbado", explicó.
Segura recordó aquel duro momento el año pasado, cuando uno de sus hijos la llamó a la casa donde estaba con toda normalidad.
"Yo sabía que él iba a correr, me había contado que tenía que madrugar y me contó todos los planes que tenía, que iba a ir a dar una charla en Hatillo. Ya cuando mi hijo me llamó y me contó que Gabriel había tenido un paro, entonces me vine inmediatamente, y ya nos encontramos, de camino me habían dicho que ni lo habían trasladado (al hospital)", contó.
Doña Elizabeth contó que hasta hace unas semanas volvió a pasar por el lado de Lindora, en Santa Ana. Sus nietas la llevaron, pues ni ella ni su esposo habían querido arrimarse al lugar donde falleció su hijo.