Un gol de Jonathan McDonald, a los 75 minutos, apagó un poco el incendio que se le levantaba en la gradería a Benito Floro.
La nueva cancha híbrida del estadio Morera Soto no fue consuelo suficiente para una afición que salió incómoda con lo visto.
Partido a partido, una parte de los fiebres, de la prensa y hasta exdirectivos erizos sienten que con Benito no van a ninguna parte.
Las malas sensaciones no se borran así se estrene la mejor cancha del continente o del mundo. La gente igual habla.
En las plateas, justo atrás del palco de prensa del Morera Soto, se oía la duda que muchos tienen, ¿de qué nos sirve un canchón si no ganamos?
Mucho tiene que agradecerle el español al Bigmac. Es él quien está sacando la cara por la Liga y hasta por el Míster. Así de claro.
Ante Grecia participó en los tres goles de su club y ante los guapileños bajó la tensión cuando el grito de “¡fuera Floro!”, calentaba en la gargantas.
Por dicha para los locales, Jonathan anda fino en sus definiciones. Muchos de sus compañeros no pueden decir lo mismo.
Además el delantero es de los que más se faja, corre, mete pierna, viene y va. No es paja, Benito debería darle las gracias.
Con quienes tiene mucho por trabajar son los defensas. Es un cuento viejo que la defensa no da la confianza que debería.
Para colmo de males, este domingo se juntó con uno de los peores partidos que ha tenido en mucho tiempo Patrick Pemberton.
Cuando su equipo estaba ganando 1-0 con el gol de José Luis Cordero a los siete minutos, la “Foca” se jaló una torta por confiado
“Chama” bañó de cabeza al meta santista al cazar un balón largo, pero luego Pemberton se comió un tiro libre de Wilmer Azofeifa que iba justo adonde estaba parado y la curva se lo comió a los 11 minutos.
En el segundo pepino del Santos, Kenny Cunningham aprovechó un rebote que el arquero soltó para poner a su equipo arriba 2-1 a los 39 minutos.
Se apagó. El buen juego que hizo la Liga en la primera media hora, más la buena vibra que le generaba la cancha, se apagó después de eso.
La vuelta al marcador lo enfrió en la cancha y en la grada.
Con más amargura que ilusión en ese momento el primer tiempo terminó entre silbidos.
Cuando los equipos volvieron y Benito se iba a sentar, le rajaron el “¡fuera Benito!”. El señor hizo como si la cosa fuera con otro Benito y ni volvió a ver a la gente.
Pequeña mejoría. En el segundo tiempo la Liga sacó a quienes no jugaban bien y las variantes le hicieron mejorar.
Allen Guevara tuvo un partido tan malo que, por ejemplo, salió entre un concierto de chiflidos. Con Iván Luquetta mejor ni entrar en detalles, fue el blanco de la mayoría de las críticas.
Ante las fallas de otros aparecen oportunidades para unos. Din John Arias, por ejemplo, aprovechó el chance y le dio otra cara a su equipo cuando entró.
El volante oriundo de Hatillo le puso a McDonald el gol del empate, pero a los 81 minutos se comió una frente al arquero Bryan Morales que habría sido el 3-2.
Arias la mandó muy pegada al palo largo y pasó cerca, pero afuera. Otro que pecó de ansioso en definición fue el trinitense Jamille Boatswain, quien jugó 20 minutos.
El jueves ante el Olimpia de Honduras Floro se juega buena parte de su credibilidad y su puesto. El otro domingo ante Herediano en el Morera la otra parte, es difícil que la gente aguante mucho.