Era la última jugada del partido, corría el minuto 93, al Patico le llegó la pecosa desde el sector derecho del campo y sin pensarlo mucho le metió un zurdazo que voló hasta el ángulo izquierdo de Aarón Cruz, imposible para el meta morado. La locura en Pérez Zeledón fue total.
Anthony López, el volante de 21 años del Pérez Zeledón, quebró un empate a dos con el que Saprissa se estaba llevando de la zona sur el liderato de la cuadrangular, pero al final, la cima se quedó en San Isidro de El General.
El muchacho, quien ingresó a los 86 minutos por el paraguayo Lauro Cazal, es hijo de Harold López y sobrino del técnico de Alajuelense, Wilmer López, el fútbol lo trae en la sangre y este domingo escribió una página inolvidable en su propia historia, más por su esfuerzo que por su apellido.
Anthony no es el primero de su familia que defiende la camiseta generaleña, su papá y su tío también lo hicieron, pero es posiblemente el chamaco quien marcó uno de los goles que se recordarán por mucho tiempo en el sur.
El pepino que anotó el joven de cuna manuda, puede ser el que cambie toda la historia de la cuadrangular, ya que tiene amplias repercusiones en la tabla de posiciones, devolvió a su club el liderato al llegar a nueve puntos, dejó al Saprissa con siete y a Herediano con seis.
Los generaleños cumplieron la tarea, ganaron los tres juegos en casa, pero para soñar con la final todavía es duro el panorama, porque deben cerrar con visitas a Guápiles y Heredia que no serán nada fáciles, pero si juegan con el corazón que han mostrado en esta fase, es posible.
El gol del Patico dejó, además, al Team en plena pie de lucha, pero debe ganar en el estadio Saprissa el miércoles y el domingo ante los generaleños.
Al Monstruo por su parte, el Patico lo metió en camisa de once varas, porque ahora para clasificar a la final debe esperar un tropezón sureño y no dejar ir un punto en sus últimos dos partidos en casa ante los rojiamarillos y el Santos.
Pareciera que todo en la mejenga de este domingo llega al mismo punto, el gol de López, fue un cierre dramático y hasta soñado para un partidazo con dos cuadros que apostaron a ganar, el drama fue lo que menos le faltó a la mejenga.
Apenas a los 4 minutos, el Monstruo se adelantó con el primer tanto del brasileño Henrique Moura como morado, al que le cayó la pecosa luego de un rechazo de Bryan Segura a un cabezazo a quemarropa de Jonathan Moya.
A los 17, una mano de Julio Cascante fue un penal evidente, pero Aarón Cruz se vistió de héroe al taparle en dos tiempos el remate a Keylor Soto, primero el tiro al lado izquierdo y en el rechazo para desviar la pecosa al palo.
Diez minutos después, Álvaro Sánchez agarró ruleada a la defensa del Saprissa y Josué Mitchell bajó la chocobola de pecho como los grandes para definir muy bien y empatar a uno. en medio de eso se lesionó Anderson Leite y tuvo que entrar Marvin Angulo. Era demasiada acción para contar en solo media hora.
Durante el primer tiempo, el arquero morado aprovechó para sumar puntos y confianza para ser la muralla que necesita el Monstruo al cierre, en ninguno de los goles tuvo responsabilidad y más bien los salvó en múltiples ocasiones.
Adrián Elizondo, referí central, pecó al no pitar un penal de Porfirio López sobre Moya por un jalón en el área, pero el delantero se sacó el clavó cuando marcó el 2-1 a los 49 minutos, luego de un pasesote de Ulises Segura, ya en el segundo tiempo.
Pérez es un equipo con mucho carácter y personalidad, así como su entrenador y nunca se dio por menos, por eso, consiguió el empate a los 57 minutos luego de un centro de Pablo Azcurra que cayó en la cabeza de Lauro Cazal.
Cuando cayó el empate, José Giacone no dejó celebrar a sus jugadores, sino más bien les pegó un regaño para que agarraran la bola y la movieran rápido, el hombre quería ganar.
A Watson tampoco era que le paseaba el alma por el cuerpo y cambió a sus delanteros para dar un refresco a su ofensiva, sacó a Colindres y Moya por Jerry Bengtson y David Ramírez.
Apenas en su primera jugada, el Chícharo probó a Segura, quien reaccionó muy bien y sacó el remate que llevaba sello de gol.
Qué diferencia cuando se juega con un portero con reflejos y confianza, son otros cien pesos. Por algo el argentino Luis Assef este domingo no estuvo ni siquiera en banca luego de su pésima actuación el miércoles pasado en Tibás.
La llave del triunfo la trajo Giacone del banquillo, con un muchacho esforzado y una jugada que difícilmente podrá olvidar, un pepino que fue celebrado en Pérez Zeledón, Alajuela y hasta en Heredia.