En el fútbol las oportunidades son pocas y tener dos chances es una verdadera fortuna, este es el caso del defensor de Pérez Zeledón, César Carrillo, quien volvió al fútbol tras un retiro de seis años y está a las puertas de jugar una final.
César está disfrutando al máximo este gran momento de los Guerreros del Sur que los tiene a las puertas de disputar la final nacional ante Herediano.
A sus 32 años, Carrillo acumula 2063 minutos de juego en el Torneo de Apertura, se perdió el juego del fin de semana pasado ante Saprissa por tarjetas amarillas, pero este campeonato ha sido de los fijos en la defensa generaleña.
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La decisión de retirarse la tomó cuando tenía apenas 24 primaveras, en un momento donde no lo quedó de otra.
"Fue porque tenía problemas personales con mi familia, tenía opción de seguir en Cartaginés pero no la tomé, primero por el tema económico y segundo por el tema personal que tenía, entonces, me puse a trabajar", contó el defensor.
"Cuando dejé de jugar me puse a trabajar con una gente que cortaba tabaco y después con mi hermano me puse a entrenar, entonces nació la idea de tener un gimnasio y empezamos; después de cuatro años de retirado me prepararé futbolísticamente, fueron dos años preparándome y empecé a tocar puertas", agregó Carillo.
A César se le abrieron puertas en la Liga de Ascenso, pero después apareció el Municipal Liberia con el que estuvo todo el año 2016, justo antes de dar el salto al Valle de El General, donde está viviendo un gran momento colectivo e individual.
Bajó los cachetes
Pero volver no fue nada más tocar puertas y listo, había pasado mucho tiempo sin tocar el balón.
"Fueron cuatro años sin hacer nada por completo, pesaba 80 kilos y no tenía figura de futbolista, tenía cachetes, pancita, y eso que siempre he tenido contextura delgada, pero se notaba, recuperé la figura a finales del 2015, empecé a entrenar con Asojupro (Asociación de Jugadores), fui a hacer pruebas a Belén, a Uruguay y había firmado con un equipo de segunda, pero se me abrió la puerta con Erick Rodríguez (en Liberia)", recordó.
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Hubo un momento clave que impulsó el regreso de este defensor, la Copa del Mundo de Brasil 2014.
"Yo volví porque todo el tiempo que estuve retirado siempre me picaron los pies por volver a jugar fútbol, me retiré muy joven, y durante ese tiempo veía partidos, en el 2014 lo de la Selección en el Mundial como que me inspiró un poco más y tomé la decisión de prepararme, no fue fácil, fueron dos años preparándome", comentó.
Es por esta razón que luchar por el campeonato significa mucho para César, quien vive solo en Pérez, pero cada vez que puede se escapa a San José para visitar a toda su familia, incluidos su hijos: Fiorella (12 años), Isaac (8) , Mathias (7) y Brianna que tiene año y medio.
"Estoy muy contento la verdad, porque después de tanto tiempo fuera y estamos en cuadrangular y peleando, me siento contento y motivado, con buena mentalidad, nada es imposible si uno se lo propone, no importan los años, no importa nada que esté en contra, si uno se propone algo se puede lograr, siempre y cuando establezca objetivos", dijo Carillo quien este martes salió de la zona sur por la tarde directo a Guápiles.
Para César el éxito de los Guerreros se debe al buen grupo que se armó y que está trabajando fuerte y humilde.
"La verdad es que es un camerino muy sano, en todos los equipos que logran alcanzar cosas hay que hacer una unión fuerte y hemos ido intentando que sea así, algunos no somos carajillos y tenemos experiencias y cosas en la vida que nos ayudan a enseñarle a los más jóvenes", indicó.